La disciplina, único portento que nos puede sostener encima del caos y las indelicadezas
Nos luce de lo más natural las cosas que suceden en esta última etapa de nuestra existencia como pueblo. Si lanzamos, hacia nuestro pasado, un simple vistazo, sin urgir mucho en las penumbras que desde siempre se han esmerado los políticos y determinados historiadores por enterrar la verdad de los hechos, me parece que es mejor continuar viviendo como desde siempre lo hemos hecho, porque nos abrumaría de tal manera conocer el costo de la democracia que nos hemos gastado, que nadie podría controlar lo que hasta ahora se ha podido controlar… ¡Nuestra paciencia!
Y es, que al parecer, hay conocimientos, principios éticos-morales y posturas, a las cuales una gran mayoría de nuestros políticos tienen acceso denegado, porque estas cosas no se pueden enseñar si no se nace con la esencia para poder desarrollarlas. Todo ahora nos induce a pensar, que más que gobiernos hemos sido maldecidos con desgobiernos, donde siempre aparece una casta llena de intereses espureos que nos juran y perjuran que cambiarán su putrefacto accionar pero, todo vuelve a lo mismo, manteniendo al pueblo como si fuera un burro girando alrededor de una noria. Realmente es sorprendente e increíble como lo que nos dicen con su oratoria y su “honorabilidad”, la conducta que manifiestan con su accionar, es totalmente en vía contraria.
Nueva vez, ya dentro de poco tiempo, se nos presentará la oportunidad de valorar en su justa medida la riqueza de su lenguaje embustero y su felicísimo estilo para volver a engañarnos y es, que las razones o hechos lanzan por el suelo sus palabras, porque son en realidad algo así como un palimpsesto, es decir, un texto semioculto sobre el cual copian lo que el pueblo desea escuchar y así se lo presentan.
Lo desgraciado de esta situación, es que nos arrastrarán al abismo junto con ellos, y ya, lastimados por esta desdicha, nunca jamás volveremos a ser lo mismo, porque una vez vertida la sangre, es imposible volver a recogerla o negar que fue derramada. Quizás este sea un pensamiento pesimista, abrumadoramente desolador pero, son los hechos los que nos conducen en esa dirección. Ejemplo; nadie nos respeta.
Gastamos más haciéndonos los buenos que hasta Universidades donamos, en tanto, los de siempre, no pierden oportunidad para sangrarnos.
Continuamos con prorrogas y prorrogasque por un lado nos diezman el erario y por otro lado, tribunales cuyaexistencia carece de razón para ser,viviendo en un boato vergonzoso, cual si fueran Emperadores o Procónsules romanos, y en tanto esto sucede, castigan inmisericorde e innecesariamente los bolsillos de los más pendejos. ¡Así vivimos!
Y es que tenemos que mostrarnos alertas, extremadamente recelosos con todas estas grandes y “beneficiosas” ideas que los políticos nos presentan para un mejor vivir, porque ya están acostumbrados a que “eso” funciona con todo el pueblo, en todo momento y lugar, lo que en muchas ocasiones nos inclina a proferir todo un cumulo de dolientes palabras contra tantas obscenidades, perversiones, ingratitudes, impunidades, inmunidades y blindajes, ante las cuales nos hacen sentir impotentes para ponerles fin.
“Avispaos”, es que debemos mantenernos en los próximos tiempos electoreros y, muy recelosos ante las “grandes soluciones y estadísticas” que nos presentan, a pesar de que quizás Karl Popper tenía más que mucha razón, cuando expuso que:“la política se asemeja a la ciencia en que, siempre puede modificarse”. ¡Sí señor!