WASHINGTON. (BBC Londres). Daniela Peláez es una estudiante modelo. Es la mejor alumna de su escuela secundaria, en unos meses será la encargada de dar el discurso de graduación de su curso y ha mandado solicitudes a algunas de las mejores universidades de Estados Unidos como Yale, Duke o Brown, donde quiere estudiar biología y medicina.
Pero en lugar de pasar las vacaciones de primavera relajándose como el resto de sus compañeros, las ha dedicado a reunirse con congresistas en Washington y a atender a medios de comunicación.
Y es que esta colombiana de 18 años, nacida en Barranquilla, que vive en Miami desde los cuatro y que acaba de evitar ser deportada se ha convertido en uno de los rostros visibles de los estudiantes indocumentados en EE.UU.
El giro en la vida de Daniela se produjo a finales de febrero cuando un juez les denegó la residencia legal a ella y a su hermana mayor, Dayana, y emitió una orden de deportación que debía hacerse efectiva el 28 de marzo.
«La corte (de migración) fue un lunes. Yo fui a la escuela el martes y les empecé a contar a mis amigos (lo que había sucedido). Estaba triste obviamente, llorando y ellos empezaron a planificar una protesta para el viernes de esa semana», explica Peláez en entrevista con BBC Mundo.
La movilización convocó a miles de estudiantes y llamó la atención de los medios de comunicación y de varios legisladores estadounidenses que pidieron a las autoridades de migración que detuvieran el proceso.
Las autoridades migratorias accedieron a frenar la deportación y dictaron una resolución que permite a Daniela y Dayana quedarse dos años más en EE.UU.
Miles de estudiantes del colegio de Daniela se manifestaron para pedir que se frenase su deportación.
Para ese entonces, Daniela ya se había convertido en un símbolo de los dreamers, una palabra que en inglés significa soñadores pero que también se usa para definir a los cerca de dos millones de jóvenes que, según se estima, están en su misma situación y se verían beneficiados por la aprobación del DREAM Act, el proyecto de ley que propone regularizar la situación de los inmigrantes que entraron al país sin documentos cuando eran menores de edad, siempre y cuando consigan buenos resultados académicos en la universidad o presten servicio militar.
Para muchos críticos, el Dream Act es una forma velada de amnistía que beneficia a los hijos de quienes conscientemente violaron las regulaciones migratorias estadounidenses país y podría alentar la llegada de más indocumentados, de ser convertida en ley. Sin embargo Daniela defiende su papel como símbolo de los dreamers. «Es un problema más grande que yo. Es un problema nacional y por eso la pelea y la protesta fue para representar a todos los que no lo pueden hacer», afirmó al referirse a la manifestación que dio notoriedad a su caso.
Los padres de Daniela llegaron a Miami en 1999 con sus tres hijos. Tenían una visa de turista y una vez que expiró se quedaron a vivir en EE.UU.
Entonces, ella sólo tenía cuatro años. Por eso dice que aunque tiene mucho cariño a Colombia, donde están sus orígenes y parte de su familia, sus recuerdos empiezan en EE.UU., el país que considera su verdadero hogar y en el que se siente integrada.
Pero hace cuatro años, cuando tenía 14, se dio cuenta de que algo iba mal cuando tuvo que presentarse por primera vez ante un juez en una corte de migración.
En un «limbo» legalLa abogada de las hermanas Peláez, Nera Shefer, explicó que pese a que el gobierno «se ha comprometido por escrito a no hacer cumplir la orden de deportación que existe en contra de ellas», Daniela y Dayana siguen en un «limbo legal».
«Tienen dos años para encontrar una solución permanente si se quieren quedar aquí y si no se encuentra, al cabo de dos años, tienen que salir de EE.UU.», sostiene.
En ese tiempo, se les permite trabajar y estudiar en el país mientras se trata de buscar una solución permanente a su caso.
«Era un pensamiento muy horrible. No sabía por qué estaba en esa situación y tenía mucho miedo porque siempre me había considerado una americana y he estado toda mi vida aquí estudiando, compartiendo con mis amigos. No entendía por qué me estaba pasando», recuerda.
Y aunque hasta entonces no era consciente de su situación legal, es algo que ha marcado la vida de su familia: su hermano mayor, que es miembro de las Fuerzas Armadas, se na turalizó tras casarse con una estadounidense y consiguió regularizar también la situación de su padre.
Su madre tuvo que regresar a Colombia en 2006 para tratarse de un cáncer de colon.
Un Apunte
Obstáculos
Daniela Peláez ha mandado solicitudes a algunas de las mejores universidades de Estados Unidos como Yale, Duke o Brown, donde quiere estudiar biología y medicina, pero disposiciones estatales les impiden acceder a estos centros.