Hoy todo acaba. Se despide con la ceremonia de clausura en el Teatro Nacional la XVI Feria Internacional del Libro, evento que permite al equipo que lo ha montado, el Ministerio de Cultura y la Dirección General de la Feria, disfrutar de un éxito, sin perder de vista que hay aspectos negativos que persistieron y que deben ser objeto de atención para otras entregas venideras.
Los trece días de evento ferial han servido para ofrecer una ventana cultural y gratuita a las miles de familias, a los muchos colegios y escuelas que se desplazaron desde todo el país para disfrutar de sus opciones y proyectos.
El programa de la Feria, limitado por recursos económicos, no impidió que se trajera una importante delegación de escritores y artistas de los más diversos medios de expresión, procedentes de muchos países y de manera particular de Ecuador.
Bosch y Pedro H. Ureña
Dos personalidades a quienes se les hizo justicia fueron Juan Bosch y Pedro Henríquez Ureña, en función de los cuales se montó sucesivamente un evento dedicado a cada uno.
UN APUNTE
Ecuador
Mucha gente, que pensaba que Ecuador era un país chiquitito en el cual solo hay dos cosas importantes: pasa la línea ecuatorial que parte en dos el mundo y hay unas focas llamadas galápagos se quedó sorprendida y admirada.
Ecuador, con el despliegue, empuje y vitalidad con que este inmenso país sudamericano, en cuyo seno se desarrolla uno de los procesos sociales más singulares -La Revolución Ciudadana y su objetivo del Buen Vivir- aceptó la responsabilidad de ser nación invitada, montar uno de los pabellones más atractivos de país invitado alguno, desarrollar un programa de gran valor literario y artístico y sentar un precedente en materia de participación.
La Embajada de Ecuador trabajó en silencio desde el momento en que el entonces ministro de Cultura, José Rafael Lantigua, a quien se debe seguir reconociendo como el creador del concepto internacional de la Feria, entregó a Su Excelencia Carlos López Damm, en la clausura de la XV entrega, la carta de invitación.
La presencia del presidente ecuatoriano, que evidenció lo que debe ser un presidente identificado con su pueblo, la presentación de su libro De Banana Republic a la No Republic (pese a ser realizada en el acto de apertura, que no resultó ser lo mejor en materia de aprovechar académicamente sus contenidos) y el criterio con que se diseñó cuidadosamente la participación ecuatoriana, son indudablemente parte de los éxitos de la Feria del Libro.