Opinión

GINECOLOGÍA ACTUALIZADA

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El fundamentalismo es lesivo a la democracia

La salud de la mujer es vista como un asunto liliputense, la mortalidad materna, los abortos inseguros no son temas de la Cumbre, quizás porque sólo afectan a las mujeres.   Pero el aborto es un punto importante, que genera fuertes conflictos, a la hora de proselitismo y ejercer el poder.

Nadie está a favor del aborto. El debate no es si estoy a favor o en contra,  es una dicotomía inútil.  En nuestro país se practican alrededor de cien mil abortos al año, a pesar de su penalización en todas las circunstancias. Sólo las mujeres pobres abultan nuestras cifras de mortalidad materna.

Las instancias que están en la responsabilidad de defender el Estado de Derecho deben ser interpeladas, nuestros interlocutores son los poderes del Estado, no es la Iglesia.  Las ideologías, las religiones no se cuestionan, al Estado sí, más cuando contamos con un Presidente abogado. El debate debe ser otro.  

El Estado no debe imponer una determinada concepción, esto refleja una debilidad institucional.  El fundamentalismo es lesivo a la democracia. Una sociedad democrática es respetuosa de las creencias religiosas, pero un Estado democrático no puede legislar para satisfacer dogmas religiosos.

 Lo que puede ser pecaminoso en el plano religioso no constituye necesariamente un delito público que deba penalizarse. Por eso, la legislación sobre el aborto no tiene que ajustarse a una concepción religiosa que establezca la existencia de un ser humano desde la concepción. Los anticonceptivos, el divorcio, el suicidio y las relaciones fuera del matrimonio son pecados. Sin embargo no son delitos.

En nuestro Código Penal  la mujer es concebida como un simple objeto y la penalización del aborto cosifica a la mujer, la que ya no puede decidir sobre su cuerpo y sobre su futuro. La penalización del aborto concede el Estado el privilegio de invadir la privacidad de las mujeres y decidir por ellas.

Un país donde el aborto es penalizado incluso en los casos en que la vida de la mujer esta en peligro, no podemos pensar en una valoración real de esta como sujeto. El derecho a interrumpir voluntariamente el embarazo debe ser visto como un derecho fundamental de la mujer, derivado de sus derechos de libertad, igualdad e intimidad.

Cinco países en todo el mundo, entre ellos República Dominicana, penalizan el aborto en todos los casos, demostrando que no les importan sus mujeres ni la vida de  éstas.

lfondeur@gmail.com

El Nacional

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