Opinión

Ginecología actualizada

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Mujeres con voz

Pocas veces los noticiarios nacionales son halagüeños, sin embargo,  el  1ro de octubre la televisión se vistió de esperanza,  al presentar las declaraciones y reclamos de las asambleístas Minu Tavares e Isabel Bonilla.

Sus intervenciones fueron un espectáculo sin desperdicios.   Estas mujeres se negaron a aprobar una Constitución que cercena profundamente principios constitucionales básicos, que destruyen el principio fundamental de que la soberanía reside en el pueblo, y en los hechos se le transfiere a los partidos políticos.

La necesidad de aprobar una Constitución legítima fue el reclamo de estas dos ejemplares diputadas.  Optaron por expresar su oposición a la luz pública, no ausentándose de la Asamblea Revisora, como hicieron muchas y muchos cobardes cuando se conoció el artículo 30.  No querían estar mal con los grupos de mujeres, pero tampoco con la cúpula de la iglesia católica.

Isabel Bonilla acusó a sus colegas de «actuar como borregos, «Parece que le han puesto en la cabeza una cinta que dice se prohíbe pensar”, al apoyar el pacto de los partidos de la Liberación Dominicana y Revolucionario Dominicano.

 “La Asamblea Revisora se está ganando el repudio de la población, porque dichos  cambios han sido hechos de espalda a lo sancionado en primera lectura” afirmó Bonilla.

Con una valentía atípica en el escenario político declaro:»Y ni por mandato imperativo yo me voy a prestar a votar por esta contrapropuesta que están haciendo en segunda lectura y si el partido al que pertenezco y al que he sido fiel me sanciona, también acepto la sanción disciplinadamente»,

Isabel y Minu se oponen a firmar una Carta Magna que defienda los intereses de un grupo por encima de los intereses de quienes votaron por ellas, el pueblo dominicano. Se niegan a ser cómplices de los resultados de un proceso de desnaturalización absoluta de nuestra Carta Magna, por la cual habrán de regirse las decisiones de todos los poderes públicos.

 Este mamotreto de Constitución, atenta contra el derecho a la vida de las mujeres pobres, el derecho al uso de métodos anticonceptivos, a los avances de la ciencia en el rea de salud reproductiva,  contra al  derecho a ejercer la ciudadanía a más de tres generaciones que nacieron e incluso murieron en esta tierra sin llegar a ser persona, a ser ciudadanos.

 Con lo difícil que han hecho modificar la Constitución, sería  mejor quemarla para eliminar cualquier vestigio de dictador en ciernes y construir la constitución que queremos las y los dominicanos.

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El Nacional

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