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Guerrero tuvo talento único

Guerrero tuvo talento único

El primer jonrón de Vladimir Guerrero en Grandes Ligas fue una gran muestra de las capacidades del dominicano — cuyo talento en el terreno era ilimitado y difícil de explicar. Ahora el ex jardinero se encuentra en la boleta del Salón de la Fama por primera vez.

Fue el 21 de septiembre de 1996 en el Estadio Olímpico de Montreal. Guerrero era un novato de 21 años de edad con los Expos en su tercer partido con el equipo grande. Ascendió rápidamente a la Gran Carpa desde Doble-A Harrisburg, donde había castigado a los lanzadores mientras surgían varias historias sobre su potente swing, velocidad y devastador brazo desde el bosque derecho.

No fue una tarea fácil en aquel partido. Los Expos se medían a los Bravos, los campeones reinantes de la Serie Mundial, abajo en el marcador 5-3 con un out en la novena entrada. Guerrero estaba listo para enfrentar al cerrador de Atlanta, Mark Wohlers, un derecho con una recta por encima de las 100 millas por hora y en medio de una temporada en que al final recetó 100 ponches y tuvo 39 salvamentos en 77 1/3 episodios.

Guerrero no perdió mucho tiempo para demostrar lo que tenía y darle comienzo a una larga carrera que sería definida por hazañas espectaculares, relaciones inolvidables y una elegancia reservada. Ahora enfrentará el mayor reto del béisbol: ser señalado para ser inmortalizado en Cooperstown, Nueva York.

El quisqueyano le dio al primer lanzamiento de Wohlers, una recta que con un batazo se voló la cerca del bosque derecho.
Y en el 2004, su primera campaña después de unirse a los Angelinos como agente libre, Guerrero ganó el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana tras batear .337/.391/.598 con 39 jonrones, 126 remolcadas, 124 anotadas, 39 dobles
y 15 estafadas.

“Con Vlad, se trataba más que de los números”, explicó su compañero en los Angelinos, Darin Erstad. “Era la manera en que lo hacía. Era un talento puro, la mejor coordinación que hayas visto. Cada día que llegabas al estadio eras testigo de algo que no habías visto nunca”.

Guerrero se ganó una fama de ignorar por completo las reglas del bateo que muchos seguían al tirarle a cualquier pitcheo, desde la altura de la nariz hasta los pies. Un hombre con largos brazos y unas de las muñecas más veloces, el dominicano podía pegarle a cualquier lanzamiento. Y a muchos de ellos los podía enviar sobre la barda.

El Nacional

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