En marzo, la Corte Suprema de la provincia de Chubut, en Argentina, emitió un fallo que sostiene que las mujeres víctimas de violación pueden interrumpir su embarazo, derecho reservado hasta entonces a mujeres con discapacidad mental. Una sentencia que amplía los derechos sexuales y derechos reproductivos de las mujeres de ese país, apoyada en el caso de una menor de 15 años violada por su padrastro, quien la había sometido a abusos sexuales desde pequeña.

De acuerdo a los informes de la justicia de Comodoro Rivadavia, donde sucedieron los hechos, la menor «presentaba síntomas depresivos» () «ideas suicidas persistentes», «el embarazo vivido como un evento extraño, invasivo» () «en su mundo interno era imposible, incompatible e intolerable calificar como hijo a quien sería hijo del padre de sus hermanos, hijo del marido de la madre, estimando que «la continuidad del embarazo contra la voluntad de la niña implicaba grave riesgo para su integridad psicofísica, incluido riesgo de vida».

La madre de la menor se enteró al llevarla a un control médico debido a que se sentía mal. Al confirmarse la gestación, la muchachita se escapó del centro médico. Su mamá la encontró en casa de una amiga donde la menor relató los abusos sexuales sufridos desde pequeña por el hombre a quien consideraba su padre. La niña le dijo a su mamá que nunca contó nada porque estaba amenazada y tenía miedo y vergüenza. La madre, horrorizada y destrozada por la tragedia, denunció inmediatamente al violador, solicitando el aborto no punible para la menor.

El proceso fue difícil porque la justicia y los médicos se negaron interpretando restrictivamente la ley que solo permitía el aborto en casos de violación a una discapacitada mental, revictimizándola hasta la histórica sentencia en apelación que le devolvió la dignidad a esa menor forzada violentamente a un embarazo no deseado.

En nuestro país, el Foro Feminista y el movimiento ampliado de mujeres organizadas, solicitan desde hace años la despenalización para estos casos, sin que el poder reaccione, aún conociendo públicamente menores embarazadas en las mismas circunstancias. Al contrario, nuestros/as políticos/as en campaña, si no evaden el tema, niegan los derechos sexuales y derechos reproductivos de las dominicanas. (Salvo el candidato de la APD que se pronunció a favor).

Coincidentemente, Comodoro Rivadavia, Provincia de Chubut, es la ciudad en la que viví de los 5 hasta los 18 años. Un precioso enclave en el centro del Golfo San Jorge, a orillas del Océano Atlántico y en la Patagonia Argentina, donde los vientos suelen ser la rutina que completa un clima duro y un paisaje permanentemente ocre que conmueve fácilmente la pupila y se lleva siempre en el recuerdo.