Álbum simbólico, es la obra cumbre de la poesía dominicana, publicada en octubre del 57, porque fue el libro que reunió los poetas más representativos del país. Debió soplar un aire frío y con olor a tragedia en las calles de la capital y las ciudades principales.
Casi Navidad. Se avecinaban grandes acontecimientos que estremecerían la sociedad dominicana. De la publicación no se sabe el tiempo que se tomó para la recolección de los textos, pero es posible que fuera aceleradamente, como todos los actos de la dictadura, de sobra conocidos y documentados.
De sobra también las grandes cantidades de libros publicados en Loas al Generalísimo, incluyendo el género Príncipe, que es la poesía por poetas menores y mayores. Este no sería uno más. Sería el insuperable.
Pienso, que al momento de la publicación del Álbum Simbólico, impreso en la “Editora Dominicana. Homenaje de los poetas dominicanos al Generalísimo…” de la patria que no era tan nueva ni en ese entonces ni ahora, por los problemas insuperables que todos sabemos.
Los poetas de esa época fueron convocados por los mismos poetas acólitos al régimen al cantarle al Generalísimo con todo su talento y sabiduría, fueran o no presionados por las circunstancias, están ahí para la historia, no de la literatura dominicana, sino como homenaje al servilismo que tanto estragos ha ocasionado y sigue ocasionando a la sociedad dominicana. Ahora estaba involucrada la crema innata. Los insuperables.
Indudablemente. Parece que una estirpe, no la de los poetas, sino la del servilismo, nació para esa profesión de tantos frutos cosechados para bien de quien lo práctica. Es una lástima que no estemos en octubre. Esa luna iluminaría con más intensidad a los poetas que le cantaron a Trujillo, principalmente a su memoria y a la memoria que de ellos tiene la literatura dominicana, por no percibir, tomar en cuenta el aire de la hecatombe que se le avecinaba a la sociedad dominicana con su desaparición física, que no creo que lo ignoraran.
Lo mismo podría decirse ahora, si se inventaran un comité de poetas, escritores e intelectuales para los mismos fines. Indudablemente que acudirán en masa a suscribirlo para cantarles a algún perínclito, padre de esta nueva patria de cada cuatro años. Nueva a las malas. ¡Ah, el Servilismo!
Para el mentado libro hubo una comisión encabezada por poetas, filósofos y hombres de letras, que le cantaría a la patria luego ante los nuevos aires “libertarios”, a su rebeldía, a los muertos heroicos, al pobre pueblo dominicano.
El Comité Ejecutivo de la Asamblea de Poetas de esa gran empresa del Servilismo, estuvo encabezada por doce connotadas figuras de la inteligencia dominicana para la selección, purificación de tan Magna Obra. Para citar a tres de doce: D. Moreno Jimenes, Franklin Mieses Burgos y Andrés Avelino, del cuerpo de la obra, 103.
Nadie se atreva a pensar que ese texto pueda ser reeditado como meritos a los poetas suscritos y pagados y menos citar algunos versos, por intrascendentes, malos, para que no se molesten los poetas muertos en sus tumbas, no tan frías.
Se destacarían en el Parnaso, 17, ¿Nombres? Nombremos Generaciones que figuraron: independientes del 40, Postumismo, Sorprendidos y Generación del 48. Más tarde, la mayoría serían poetas de fustes en torno a la democracia dominicana y sus procesos de luchas, dizque por lo mejor de nuestra sociedad, en diferentes ordenes. La historia lo adsorbió por ese acto fallido. Ellos mismo se adsorbieron. Nunca tocaron ese servilismo como mea culpa, por la afrenta a la Poesía Universal, por haber escrito esas ignominias, “Búsqueda” de Estar en Gracia con el Jefe y sus acólitos. A lo hecho, pecho. Pido perdón por los poetas que admiro que figuran en ella. Espero que lo escuchen en sus tumbas.
Cual sea la razón que los poetas suscritos y pagados hayan tenido para figurar en tan célebre acontecimiento escrito, al condicionar la poesía al peor rol que pueda hacerse, la de prestar su sacralidad a un personaje lúgubre y patético. A una dictadura agonizante, al no respetar su estética creativa al ponerla al servicio del servilismo por miedo, por creerse ser hijos de la nueva clase pensante, ¿están perdonados? Lo estuvieran más si no lo hubiesen escondido, sepultados. Pensar que no escribieron.
No creo que un libro de esa naturaleza sea para sentirse orgulloso años, décadas después, aun así es un testimonio de nuestra falta de visión del presente y del futuro inmediato ante determinados hechos, por simple que parezcan, tienen sus consecuencias. Esa logia hizo bien su trabajo. Un orgullo que duró un año y siete meses, para pasar a ser una afrenta a la literatura dominicana y mancha a sus creadores.
El autor es abogado
y escritor.