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Honor, dignidad y patriotismo

Honor, dignidad  y patriotismo

El artículo 32 de nuestra Constitución señala, que el escudo nacional “lleva en el centro La Biblia abierta en el evangelio de San Juan, capítulo 8, versículo 32”. Ese versículo dice textualmente: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

Entre esa verdad está, en 1 de Timoteo, capítulo 6, versículo 10: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extravían de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”.

Ciertamente, por culpa del amor al dinero, estamos traspasados de muchos dolores. Muchos hogares sufren las pérdidas de algunos de sus miembros, a causa de la violencia y la delincuencia generada y potencializada por la corrupción, la impunidad y el contubernio.

En este Mes de la Patria tenemos que hacer conciencia, de que el amor al dinero y la ausencia de honor, dignidad y patriotismo de una parte de la cadena de mando encargada de administrar nuestros recursos y salvaguardar la seguridad de nuestra nación y muchas naciones del mundo.

Esta es una de las verdaderas causas, por ejemplo, de que avionetas aterricen en cualquier parte de nuestro territorio, para traer un cargamento de droga, o de lo que sea después, de surcar con toda libertad nuestro espacio aéreo.

Todo esto, amparado en el contubernio interinstitucional que se llevaba a cabo a través de algunos de sus miembros que han escogido tradicionalmente el crimen y el delito, como su norma de vida, para el ascenso social.

Es verdad que es por dinero, para usarlo en la satisfacción de cualquier aberración, que se asesina apuñalada a un niño, para quitarle un celular, o se arrastre a una joven o anciana, para llevarle la cartera, o se mate impunemente igual un civil que a un militar y policía, raso o general, para diezmar el respeto de la jerarquía o robarle el arma de reglamento, y después utilizarlas en atracos.

Esta fatal tendencia a conseguir dinero como sea, es alimentada por la vanidad, las bajas pasiones y el egoísmo, los cuales han degenerado a muchas personas hasta el extremo de que en una parte muy considerable del ambiente político, de forma tradicional e histórico, su narcicismo lo ha llevado a conformar un espacio donde el éxito económico es más importante que el respeto que deban sentir por el cumplimiento de sus deberes ante la Constitución, las leyes y las buenas costumbres que deben seguir las personas comprometidas con el bienestar común.

Bueno, esto no debe seguir así. Esto es un trabajo de todo el que quiera vivir como lo quisieron muchos que ya han partido de esta atormentada tierra, como lo fueron nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte y el profesor Juan Bosch, cuando señalaron respectivamente: “La ley es la regla a la cual deben acomodarse así los gobernados como los gobernantes” y “en una democracia no puede haber otro gobierno que no sea el de las leyes”.

Si creemos en ellos, tenemos y debemos seguir luchando, como si cada instante fuera el Mes de la Patria. No nos podemos rendir.

Es hora de que cuando vayamos a dormir, sintamos la satisfacción del deber cumplido, y podamos preguntarnos a nosotros mismos ¿Cómo está la moral? Y respondernos, con inmenso orgullo: “alta, altísima, más allá del universo, cerquita de Dios, porque hacemos lo que hay que hacer, que es: ¡Cumplir con la ley!”.

Esa noche dormiremos tranquilos, porque estamos conscientes de que hemos colocado nuestro honor y dignidad, por encima del dinero corruptor, para cumplir con nuestra patria.

El Nacional

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