La Iglesia Católica condenó el aborto y las pretensiones de sectores que tratan de influir en autoridades legislativas y gubernamentales para que den reconocimiento institucional al matrimonio entre personas del mismo sexo. La condena fue expresada por los sacerdotes y diáconos que pronunciaron el Sermón de las Siete Palabras el pasado Viernes Santo.
El moderador de las Siete Palabras, padre Lorenzo Vargas, anunció que sacerdotes y diáconos en las parroquias extenderán cartas a los feligreses para que puedan estampar sus firmas a favor de la vida. Las firmas serán llevadas al Congreso Nacional para reclamar que no sea acogida la propuesta de despenalizar el aborto en determinadas circunstancias y no se otorgue a las parejas homosexuales el derecho a contraer matrimonio.
Manuel Ruiz, Ramón Domínguez, Juan Luis de la Cruz, Alejandro Cabrera, Darío Bencosme, Fray Demetrio de la Cruz Jiménez y Gabriel Robles, pronunciaron el Sermón de las Siete Palabras.
Los sacerdotes y diáconos coordinados por el padre Lorenzo Vargas, se pronunciaron también contra el narcotráfico y el crimen organizado y demandaron atención a los enfermos y medidas para combatir las desigualdades a nivel social.
La primera palabra «Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen, fue comentada por el padre Manuel Ruiz.
Ruiz pidió a Dios perdonar «a los legisladores promotores de la variación del artículo 30 del proyecto de reforma constitucional, que establece el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte, porque les han dicho que eso es un concepto de la moral católica no avalado por las ciencias».
Censuró al presidente de la Academia de Ciencias, doctor Nelson Moreno Ceballos, quien afirmó que, de aprobarse la absurda definición de que la vida se inicia al momento de la gestación, se consagraría la imposibilidad de una ley del aborto terapéutico. Se pronunció también contra las gestiones de los grupos feministas y contra la decisión del presidente Barack Omaba de otorgar recursos para exterminar seres inocentes de reciente creación.
La segunda palabra: Yo te aseguro que estarás conmigo en el paraíso, fue comentada por el padre Domínguez, quien criticó lo que llamó campaña antivida, y la actitud de muchos de actuar bajo el desorden, la perdición, las diversiones, la música y el ruido, dejando a un lado el amor y la paz.
La tercera palabra estuvo a cargo del diácono Franklin de la Cruz: «Mujer, he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu madre».
El diácono afirmó que los cristianos deben reconocer la condición de la maternidad expresada en María.
Rogó por los que no reconocen a los que son capaces de llamarse cristianos sin tener una madre», y censuró a los grupos que en el país promueven el aborto. Preguntó en tono sentencioso cuál respuesta darían a Dios cuando les pregunte: ¿dónde está tu hijo?
La Cuarta Palabra: «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?, fue comentada por el padre Alejandro Cabrera, párroco de Gualey, quien criticó las desigualdades, la injusticia, el desempleo, la violencia, el crimen organizado, la delincuencia y el narcotráfico; la falta de atenciones a los enfermos sin recursos, la inseguridad social, la desintegración familiar y el pecado. Llamó al pueblo a seguir el ejemplo de Cristo.
La quinta palabra: «Tengo sed», sirvió para que el padre Bencosme, de Gualey, describiera cómo se originan las cosas cuando los hombres se alejan de Dios.
Recalcó que quienes luchan para que se legalice la práctica del aborto tendrán de frente la inaceptable posición ante los ojos de Dios y de la Iglesia Católica».
Subrayó que muchos funcionarios gubernamentales y municipales aplican las leyes para su provecho e intereses personales, alejándose del amor de Dios y la protección a los más necesitados que son los pobres.
Todo está Consumado, es la sexta palabra, y su comentario estuvo a cargo de Fray de la Cruz Jiménez. El religioso arremetió contra los políticos y funcionarios que sólo van a los cargos a satisfacer sus intereses, y llamó a los miembros de la Asamblea Nacional a aprobar una reforma constitucional para beneficio de la gran mayoría, y no de grupos en particular.
Insistió en que los jóvenes, mujeres y hombres, merecen vivir mejor, y exhortó a luchar para que los jóvenes se conviertan en hombres y mujeres de bien.
En tus manos encomiendo mi esperítu. Es la séptima palabra, y fue pronunciada por Fray Robles, quien les salió al frente a los que se señorean con el poder político.
Aseguró que los sectores que se dedican a destruir bosques y ríos y malversan fondos del Estado, conducen la Nación a un panorama sombrío.
Apuntó que el Gobierno dice no tener dinero para los hospitales ni para aumentar a los médicos, sin embargo, sí cuenta con recursos para hacer campaña para un candidato que al final no cumple con nada.
Condenó la injusticia social y los mensajes negativos emitidos por algunos medios de comunicación.