Cada vez que un viajero visita un país, por mucho que lo haya visitado, siempre tiene nuevas vivencias y adquiere más experiencia. En un mundo tan cambiante como el de hoy, no es raro que uno se tope con novedades, algunas de las cuales estimulan la imaginación.

Hace unos días culminé una visita de un mes a México, donde pude apreciar muchos de los cambios que se han producido allí, entre ellos el transporte. Llama la atención que un país petrolero como México esté inmerso en una campaña de ahorro de combustibles, mientras en países como el nuestro, que carecemos de ese producto de la Naturaleza, lo desperdiciamos alegremente.

En el Distrito Federal (DF), la capital, que tiene 24 millones de habitantes, los vehículos de más de nueve años de uso, no pueden circular durante dos sábados al mes y los nueve a catorce, cuatro sábados. La idea es ahorrar combustible, agilizar la circulación y disminuir la contaminación. Los vehículos de catorce a veinte años, no pueden circular.

En la República Dominicana, por el populismo prevaleciente y que forma parte de la estructura clientelista, circulan verdaderas ruinas que transportan pasajeros, con el grave peligro que conlleva el uso de gas propano, con cilindros en mal estado e instalaciones rudimentarias. Sin embargo, en lugar de eliminar esas bombas ambulantes, los dueños de esos cacharros logran obtener la llamada “revista” que los autoriza a andar por las calles sin que nadie los moleste.

Con relación a la prevención de la delincuencia, la Policía en el DF está preparada y mejor armada que el Ejército, con mejores armas y capacitación, para garantizar la seguridad de los mexicanos y de los turistas que visitan la nación azteca.

En un recorrido que hice por Coahuila y el Estado de México, pude ver grandes movilizaciones dirigidas por partidos de oposición y comisiones de ciudadanos, que se oponen a la privatización de Petróleo Mexicanos (PEMEX) iniciada por el Gobierno y el Congreso, que ya alcanza el 20 por ciento y pretende aumentarse.

Simultáneamente, se recogen firmas para evitar que esa privatización siga avanzando. Hasta esta fecha, se han recogido y entregadas a la Cámara de Diputados 2.7 millones de firmas, que superan los 1.6 millones que, con la aprobación del Tribunal Electoral de México, obliga a los diputados a analizar y discutir la intención de los ciudadanos que se oponen a la privatización de su petróleo.

Se espera que para el 2015, cuando están previstas las elecciones nacionales para elegir los nuevos miembros de la Cámara de Diputados, se habrán logrado 500.000 firmas en todos los 31 Estados y el Distrito Federal.