La permanencia a la intemperie, harapiento y casi inválido de un hombre aún no viejo en la acera próxima al elevado de la avenida John F. Kennedy casi esquina José Ortega y Gasset, se ha convertido en espectáculo para los transeúntes que a diario se desplazan a pie y en vehículos por la zona.
El hombre, con visibles signos de trastornos mentales, tiene el pie y parte de la pierna derecha inflamados, lo que ya no le permite mantenerse parado, por lo que cambia de lugar arrastrándose.
El Sueco, como es conocido, lleva allí más de una semana, donde realiza sus necesidades fisiológicas y en ocasiones suele desnudarse.
Por ese lugar pasan decenas de niños que asisten a la escuela en el ensanche Kennedy.
Vecinos condolidos le pasan comida y han reportado la calamitosa situación a la Policía y Salud Pública, pero de estas instituciones han recibido de respuesta la indiferencia.
Una señora, quien rehusó identificarse y que reside en la avenida Ortega y Gasset, que dijo conoce a la madre de El Sueco, afirmó que éste fue deportado hace varios años de Estados Unidos y en el país cayó en estado depresivo que lo llevó al alcoholismo y al consumo de drogas prohibidas.
Reprochó que ninguna autoridad se haya interesado por ese ser humano en condiciones tan deplorables y expuesto a morir atropellado por algún automóvil.