Veintiún cadáveres habían sido sacados del mar, el martes en la mañana, cuando Leonel Fernández recorría junto las instalaciones de la minera Barrick Gold. Era impostergable la cita con el acaudalado empresario nacido en Venezuela Gustavo Cisneros y con los ejecutivos de la multinacional. Y el luto de un grupo de familias afectadas por la pobreza en su mayoría y marcadas por la marginación todas, no tenía que figurar en este encuentro.
Tampoco debía ser tema del encuentro con Miguel Vargas para formalizar un pacto dirigido a facilitar el montaje del espectáculo electorero. ¿Cómo hablar del naufragio de una embarcación cargada de indocumentados que pretendían llegar a Puerto Rico, si los dos jefes partidarios disponen de dólares para abrir puertas? ¿Cómo tratar un tema que involucra corrupción en la Marina y en otras instancias y refleja la exclusión, la desigualdad y el desamparo?
La visión clasista de este gobierno y de su presidente se puso de manifiesto en el hecho de que ningún funcionario se trasladó a la zona donde ocurrió el desastre…
Encabezar un gobierno que vendió una de las zonas más fértiles del país, es motivo de orgullo para Leonel Fernández, quien tampoco se había referido a la tragedia en la tarde de ayer, cuando habían sido sacados del mar 54 cadáveres. ¡Cuánta indolencia!
En el ejercicio de la demagogia, prometió construir aquí un nuevayorcito, pero no deja de servir al sistema cuyos dirigentes consideran la oportunidad de emigrar como un privilegio y no como un derecho. ¿Cuántos de quienes iban en la embarcación que naufragó hace 9 días cerca de Nagua calificaban para obtener visado de USA o de la UE? Recurrir a un desalmado traficante es más simple que buscar, además de dinero, documentos de solvencia y de arraigo social para presentarse a un consulado siempre cerrado para los marginados.
Y Leonel Fernández actúa como lo hizo en su momento Hipólito Mejía: felicita a la Barrick, saluda a los millonarios, y no reconoce como problema nacional la tragedia… De agentes de la muerte hablamos… Enemigos del pueblo.