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La criminalidad como fenómeno social

La criminalidad forma parte de los fenómenos sociales que reflejan las particularidades de cada etapa histórica de la sociedad civil y su relación con el sistema político.

En específico, esta relación se expresa en la norma jurídica en su carácter subjetivo y coercitivo, y en su imposición del sistema de relaciones sociales que manifiestan los valores legitimados desde el poder

El nuevo orden en las relaciones económicas y políticas de poder que existe a nivel mundial, distanciado de los paradigmas humanistas de desarrollo sostenible, promovidos desde las cumbres de desarrollo social de la ONU, ha aumentado la violencia en las relaciones sociales.

Las grandes mayorías se rebelan. Sienten como un imposible obtener esos paradigmas de transformación, solidaridad social, atención a las diferencias, emancipación y dignificación del ser humano en armonía y cuidado con su entorno natural. Es muy dura su realidad cotidiana de lucha por la subsistencia.

La importancia del estudio de la percepción del crimen para los representantes del sistema judicial y los criminólogos está en que sus resultados permiten saber la opinión pública del delito y sus principales manifestaciones, la efectividad del enfrentamiento delictivo y las medidas que deben tomar el Gobierno y el Sistema de Justicia.

También en diferentes investigaciones realizadas en República Dominicana y toda la región, aparecen coincidencias con lo que objetivamente acontece, comprobadas por las estadísticas de las instituciones que conforman el aparato de administración de justicia penal que aplican la justicia.

Igualmente, los estudios criminológicos a nivel mundial señalan que ambos resultados tienden  a fortalecer el simbolismo mitológico del exceso de normas y el recrudecimiento de la penalidad en la subjetividad de los actores sociales, como instrumentos para mantener el orden y la cohesión colectiva, al promover una mayor exclusión y polarización ciudadana que repercute en criminalizar la pobreza y los grupos sociales en desventaja de oportunidades. De ahí se desprende el hecho de que la criminalidad y la administración de justicia penal son  hechos eminentemente sociales.

Por lo tanto muchos ciudadanos consideran que deben incrementar su autoprotección y la de su familia con la compra de un arma de fuego. “Estudios criminológicos en América Latina y los EE.UU., han demostrado que portar y tener un arma de fuego en los hogares, lejos de ser un factor limitante para el agresor, proporciona mayor violencia y víctimas fatales en torno al hecho delictivo” (Carranza, E. 1997).

Otro de los factores que fortalecen el autoritarismo e impulsan reformas y excesos en la punitividad dentro de la Política Penal de los Estados, lo constituye la imagen de deterioro social que desde la inseguridad y la criminalidad tienen los diferentes actores sociales.

El crimen organizado en República Dominicana está en crecimiento, por tal motivo es importante implementar políticas públicas y medidas que permitan dar señales coherentes, sistemáticas y efectivas en contra de este flagelo. Debemos destacar que cuando una sociedad y sus principales renglones económicos son afectados por el crimen organizado pueden acelerar el caos o la conformación de un estado fallido, como  los casos de Haití y México.

El Nacional

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