La Internacional Socialista es una organización mundial que desde su nacimiento, Fránfort, 1951, agrupó partidos políticos opuestos a lo que denominaban “capitalismo descontrolado”, por un lado, y al “comunismo soviético”, por otro lado, al considerar que este último se había convertido en un nuevo imperialismo.

Decenas de entidades socialdemócratas, socialistas y laboristas formaron parte de la Internacional Socialista durante los años de la Guerra Fría. Gozó de prestigio y el doctor Peña Gómez tuvo la acertada idea de inscribir al PRD, en 1976, a esa corriente universal, en el marco de la estrategia de combatir y desalojar del poder al doctor Joaquín Balaguer e introducir la democracia en República Dominicana, como efecto ocurrió en 1978.

Con la disolución de la Unión Soviética, en la segunda mitad de la década de los 80, concomitantemente fue mermando la influencia de la Internacional Socialista, hasta convertirse en una entelequia con la desaparición de sus grandes líderes y el surgimiento de un relevo dirigencial que prioriza los negocios y se hace cómplice de grandes vulgaridades políticas.

Aquí estuvo (o está) Luis Ayala, secretario general de la Internacional Socialista, avalando el pacto-negocio realizado entre Miguel Vargas Maldonado y el presidente Danilo Medina, cuyo objeto es la reelección del actual jefe de Estado dominicano, mediante un conjunto de condiciones que benefician al líder del minoritario partido blanco y a sus principales dirigentes. Se dice que Luis Ayala tiene un perfil similar al de Miguel Vargas, con la diferencia de que el primero opera internacionalmente.

Los líderes de la Internacional Socialista están desacreditados. Recientemente estuvo en el país José Luis Rodríguez Zapataro, invitado por Leonel Fernández, y, en declaraciones de prensa ofrecidas junto a Vargas Maldonado, aseguró que el PRD “se levantaría de nuevo.” ¿De dónde se va a levantar, si no respira y está muerto? Lo hacía un poco más serio.

Otro que anda dando tumbos por el mundo es Felipe González, pretendiendo trazar pautas a gobiernos progresistas como los de Rafael Correa y Evo Morales. A Felipe González se le atribuye, además, conspirar en contra del gobierno venezolano, un gobierno con posibles defectos, pero electo democráticamente. Definitivamente la Internacional Socialista anda como mismo anda el PRD en el país. No les cabe más descrédito.