El primer, y posiblemente mayor error del Gobierno de Ahmadinejad y el líder supremo Ayatollah Khamenei en el desenlace de las elecciones celebradas en Irán, fue impedir el acceso de los medios internacionales a partir del martes de la semana pasada a las protestas que se realizaban en todo el territorio de esa nación.
Al dispararse la demanda por noticias e información de lo que estaba ocurriendo allá, la gente decidió abandonar el medio relativamente seguro de las agencias de prensa, y fue directamente a la fuente, a los iraníes. Fue en ese momento cuando todo cambió.
Personas de todo el mundo se volcaron a las redes sociales Twitter y Facebook, y la página de vídeos YouTube, donde iraníes estaban bombardeando el Internet con cientos de imágenes y vídeos completamente sin censura y sin endulzar (contrario a lo que realizan las agencias de noticias), con un mensaje claro: Por favor ayúdenos, queremos que el mundo nos escuche.
Y ciertamente el mundo escuchó.
Y cuando hablamos del mundo debemos olvidarnos de los gobiernos que hoy se muestran con las manos atadas.
El mundo hoy son individuos de todas las nacionalidades que por cuenta propia asumieron el mensaje para si mismos y se han encargado de hacer suya la lucha por la libertad en Irán.
En las horas subsiguientes, mientras decenas de miles de personas marchaban en las calles de Teherán, millones de personas alrededor del mundo enviaban mensajes de apoyo hacia los celulares, correos electrónicos y computadores de los protestantes.
Otros miles, especialmente desde Asia, Europa y el continente americano se volcaron a ayudar activamente a los que protestaban abriéndoles caminos para lograr sacar información de Irán y que su gobierno no pudiera amordazarlos, mientras que algunos libraban una guerra cibernética contra el Gobierno, tumbando sus páginas de Internet y limitando su capacidad de comunicación interna.
Miles de personas de todo el mundo han cambiado sus datos de navegación en la red con su locación en Teherán y cambiado la hora en sus navegadores al uso horario de Irán, buscando engañar a las autoridades y proteger a los pocos que aún pueden sacar la información directamente desde adentro.
En la desesperación, el Gobierno de Irán ha ido cometiendo errores de forma sucesiva, al punto que ya ha recurrido a la supresión violenta de las protestas, alimentando aún más el grito de libertad de los iraníes.
La caída del régimen teocrático iraní parece tan inminente como lo fue la Revolución Islámica de 1979. Un puñado de individuos armados solo con computadores y celulares, podría dar el golpe más fulminante de la historia al fundamentalismo y extremismo islámico, lo que miles de bombas no lograron en Irak ni Afganistán. Estos son momentos emocionantes, y hoy millones de personas están inspiradas por la lucha de la gente de Irán por su libertad. Saludos y les deseo éxitos en su meta. Sin duda se la merecen.