Opinión

ISLARIO

ISLARIO

Sobre ética  periodística

La verdad es o debe ser un bien común. Cuando este “bien” es conculcado por intereses espurios; se falta a la ética individual y se comete un “pecado moral”, que va en desmedro del entorno social en que se fragüe.

Escribir entraña siempre, la implícita apropiación de lo refrendado.

Cuando en periodismo se habla de “objetividad e imparcialidad”, se alude a la cubierta superficial que sirve de molde a todo mensaje emitido. Porque ¿habrá mensaje en tránsito mass mediático que no evidencie “el suspiro humano” que le ha dado nacimiento?

En el ejercicio periodístico; la ética y la moral corresponden a un sistema de valores impuestos, vueltos principios desde la infancia; cónsonos con creencias afincadas en la época, que devienen preceptos estatuidos por la normativa.

De ahí que, a la ética, se le considere una rama de la filosofía y “una ciencia normativa” que se ocupa de la conducta humana, distinguiéndose de las ciencias formales y empíricas.

El sentido de “lo ético” y “lo moral” conforma una escala de valores contrapuestos, permeados sólo por el juicio y el discernimiento. 

El periodismo, como un oficio secular de la transparencia; difunde y analiza las hazañas y los conflictos humanos, no escapando a la posibilidad de ser aprovechado como herramienta para contraponer ideas e imponer criterios frente a acciones y actitudes de “otros”, que consideramos apropiadas o fuera de tono.

De ahí que se prevea en sus extremos, como el oficio más expuesto a lo que cada quien entiende como ético y moral.

La ética per se, establece cinco modelos principales de conducta: el placer, el deber, la virtud, la perfección y la felicidad. La moral es percepción inducida. Lo “bueno” y lo “malo”, son conceptos asumidos como valores que presuponen un credo de origen y pertenencia, sumado a una demarcada intencionalidad que prohíja una nada inocente política de sumisión epocal.

Lo ético y lo moral son valores cambiantes, proclives al devaneo de las mentalidades en cada periodo de la historia.

Hoy, el periodismo es algo más que orientar, comunicar, informar.

Alejado de la concepción romántica de “un oficio al servicio de las nobles causas”; en la vida real, por intermedio del periodismo, los individuos acceden a estadios de desarrollo y plena conformación de la conciencia.

Se habla de manipulación o utilitarismo como subvalores de toda acción profesional que se confronte a la luz del escarceo público, pero, ciertamente, el modo en que se use, abuse o aproveche lo que entendemos como verdad; determinará de plano, el éxito y maleabilidad del campo en que se irrigue.

El Nacional

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