¿Qué Pasa?

Jaime Manzur un maestro titiritero

Jaime Manzur un maestro titiritero

Conversar con el  maestro  colombiano Jaime Manzur es una grata experiencia, por la simpatía y entusiasmo con que habla de  su trabajo de más de 60 años en sus compañías lírica y de títeres, entre  otros tópicos de interés.

“Doy lo mejor, pero recibo un gran apoyo, la bondad de la gente es la respuesta a mi arte”, señala. Agrega que su experiencia es que con amor se logra todo.

Explica que ha tenido alumnos muy rebeldes con los cuales ha logrado una buena amistad, con diplomacia y pequeñas clases de amor.

Para Manzur, fundador de una compañías de arte, la lírica,  con más de 150 artistas,  ser titiritero  es una expresión de todos sus sentimientos sobre el arte escénico  teatral. Más de 25 mil alumnos, son la razón que le lleva a decir que debe haber más cuidado en la educación, el léxico y  el respeto. Afirma que  el irrespeto es inaceptable y que hay principios que respetar de acuerdo a la edad. De cómo aborda los diversos temas que plantea en sus obras, afirma que detesta la doble moral y que prefiere hablar claro, siempre haciendo notar que la mujer es más que  un rostro, una persona de valor, que el hecho de que sea liberada no es ser libertina, al igual que los muchachos. “He logrado un comportamiento que la gente nota, de respeto, fraternidad y dignidad”, sostiene Manzur, quien ha adaptado cien cuentos  al gusto de niños y adultos.

“Para mi eso es el arte, tiene que haber un mensaje que llegue al público: de amor, de ternura, alegría, no una cosa que no dice ni fu ni fa”, subraya.

Resalta que a través de los títeres se puede lograr mucho a nivel pedagógico y psicológico y que los niños captan de  inmediato lo que es el bien y el mal, “dan un veredicto de acuerdo al uso de colores”. Manzur dice que es una necesidad para el niño este tipo de teatro,  ya que el mundo  de hoy está bajo el formato de avanzar a base de sangre y violencia y los pequeños son como una esponja que  absorbe todo lo que ve. Hace más de  60 años que construyó su teatro de marionetas en la ciudad de Bogotá, el barrio de Teusaquillo se convirtió en escenario para transmitir a las diferentes generaciones la cultura, arte, música, teatro y poesía.

A través de su compañìa lírica, presenta operas, operetas, zarzuelas y  trabaja en el rescate del estilo guache pindado. Además  ofreció, junto al director de la compañía Francisco Pedrohita,  un taller en la Biblioteca República Dominicana.

El Nacional

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