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Conocí a José Ramón Peralta en el comando de campaña del hoy Presidente Medina, donde jugó un papel de primer orden, y la segunda semana de agosto del 2012, tras la toma de posesión del nuevo gobierno, siendo yo periodista de servicio en el Palacio Nacional, me encontré desde ese momento con un hombre de una calidad humana sorprendente.
Peralta fue para mí desde el primer momento, como Ministro Administrativo, una caja de sorpresas. Enormemente abierto a todo lo bueno y a todo tipo de personas. Respetuoso, comprensivo y solidario. Jamás arrogante ni impositivo.
Hombre muy auténtico, ajeno a vanidades, enemigo acérrimo de recurrir a turbios manejos para conseguir objetivos. Cree en el trabajo honesto y ha hecho de este convencimiento y actitud lema y clave de su paso por la administración pública.
Al presidente, José Ramón siempre le ha ofrecido el beneficio y el estímulo de su lealtad y fue el artífice de la campaña de que era necesario permitir la reelección dos periodos consecutivos.
Ahora resulta que ya va más de una ocasión que adversarios políticos han acusado a Peralta, de tener un trasiego ilegal de asignación de granos importados.
Pero a despecho de lo que digamos o pensemos los seres humanos, el enaltecedor ejemplo de la vida pública de José Ramón Peralta está consignado en la conciencia social dominicana.