Mundo

Jóvenes transgénero en Chicago: de la supervivencia a la plenitud

Jóvenes transgénero en Chicago: de la supervivencia a la plenitud

CHICAGO, 30 Mayo 2016 (AFP) – Arthur Brown, de 16 años, estudia en una escuela secundaria en Chicago. Mientras sus compañeros sueñan con pasar las vacaciones en el centro comercial local, este simple ritual adolescente es un camino sembrado de obstáculos para el joven estadounidense. “Uno calcula cuando saldrá, y reza por no tener que ir a un baño en un lugar público”, explica Brown, un adolescente transgénero: nació mujer pero se identifica como un hombre. Para las personas transgénero, las soluciones improvisadas para paliar la falta de acceso a baños públicos están provocando debates sobre derechos básicos.

En muchas escuelas públicas estadounidenses esas discusiones -y los esfuerzos por integrar a los jóvenes transgénero- son anteriores a las amargas polémicas que ocupan páginas y más páginas de los periódicos en Carolina del Norte y otros lugares.

Para evitar utilizar los baños públicos específicos para cada género, las personas transgénero apelan a diferentes recursos, incluyendo no comer ni beber cuando están en público, o informarse sobre los lugares donde hay baños mixtos.

Pero aún en el mejor de los casos, no son soluciones ideales. “Vemos muchos más casos de infecciones de la vejiga, urinarias y desórdenes alimenticios” entre los jóvenes transgénero, dijo Jennifer Leininger, responsable de un programa específicos en el Hospital de Niños Lurie de Chicago. La solución encontrada por Brown es utilizar los baños reservados para “familias” en los centros comerciales. “Ya ha habido gente que me ha gritado por usar esos baños”, dijo.

Pase contra asedios y hostigamiento

Robert Garofalo, quien dirige un departamento específico para niños transgénero en el mismo hospital, afirma que la cuestión del uso de los baños es una preocupación real para sus pacientes. “Frecuentemente tengo que escribir una especie de “salvoconducto’ para mis pacientes transgénero, en caso de que sean hostigados inclusive por la policía por entrar a un baño”, dijo. “Todo comienza con la seguridad escolar”, señaló Garofalo.

“No se puede tener una discusión sobre aprendizaje, sobre un crecimiento y un desarrollo sano si un estudiante está preocupado por su seguridad y su bienestar”, añadió. La escuela actual de Brown ha hecho esfuerzos considerables para acomodarlo, junto a otros estudiantes transgénero. Ese instituto situado en Deerfield, Illinois -una comunidad de 18.000 habitantes- creó baños de género neutro en sus instalaciones, para permitir que Brown tenga acceso y un lugar donde pueda cambiarse de ropa. “Ahora soy capaz de concentrarme en las clases y no apenas en sobrevivir.

Puedo prestar atención a las clases sin preocuparme con lo que debo hacer en el gimnasio, o a qué baño debo ir”, dijo. Deerfield parece, de esa forma, a años luz de distancia de las agrias batallas culturales que tienen lugar en el resto del país sobre el uso de los baños públicos por personas transgénero. Pero es solo uno de muchos ejemplos de cómo las escuelas buscan integrar a jóvenes de ese grupo.

El sistema de escuelas públicas de Chicago, que atiende a 2,7 millones de residentes, redactó una normativa para los directores de los centros. “El director junto con un consejero, el estudiante y su familiar trabajarán juntos para establecer un plan individualizado de apoyo a cada joven, de forma que se sientan cómodo en su escuela”, dijo Janice Jackson, alta funcionaria del sistema de Escuelas Públicas.

Un lado positivo

En unas de sus guías más recientes para pedir a las escuelas que acomoden a estudiantes transgénero, el Departamento de Justicia mencionó los esfuerzos de Chicago e iniciativas semejantes en Alaska, Massachusetts, Oregón, el estado de Washington y Kentucky.

En Los Ángeles, por ejemplo, las escuelas distritales no requieren que los estudiantes se sometan a exámenes médicos o diagnósticos psicológicos para que su identidad de género sea reconocida. En tanto, en Nueva York los estudiantes transgénero pueden participar en clases deportivas exclusivas para cada sexo “de una forma consistente con su identidad de género”, informó una fuente de ese distrito. Pero no todo es tan fácil. Los gobiernos de 11 estados federados abrieron procesos contra la administración del presidente Barack Obama a causa de sus normativas sobre el uso de baños por personas transgénero.

Inclusive en un suburbio de Chicago está pendiente un proceso judicial a raíz de un acuerdo que permite a una estudiante transgénero (que nació hombre pero se identifica como mujer) utilizar un área especial dentro del vestuario de las muchachas para cambiarse de ropa.

Iniciado por 51 familias, el proceso alega que el acuerdo equivale a un hostigamiento y viola la responsabilidad de “proteger la privacidad, seguridad y dignidad” del resto de los estudiantes, dijo Jeremy Tedesco, de la Alianza en Defensa de la Libertad, uno de dos grupos religiosos que se opone a cualquier flexibilización en las normas sobre el uso de baños públicos.

Pero Garofalo ve un lado positivo en el actual debate. “Pienso que hay cosas positivas que están empezando a surgir de eso”, dijo, mencionando más programas pediátricos para atender a las necesidades de niños transgénero. AFP

El Nacional

La Voz de Todos