Opinión

Joya del Banco Central

Joya del Banco Central

Durante la gobernación de Bernardo Vega en el Banco Central, (1984), éste solicitó a Ramón Oviedo la realización de un mural en el pent-house del edificio principal de la entidad bancaria, precisamente el lugar en donde se asientan las reuniones de la Junta Monetaria del país. El mural ordenado por Vega en el espacio señalado, cuyas medidas (75 X 245 pulgadas) impedían uno de los trece formatos clásicos en el uso antropológico del espacio (James J. Gibson: “The perception of the visual World”, 1950), tuvo que realizarlo Oviedo apelando a la experiencia que adquirió durante los años que ejerció la dirección de arte en diferentes agencias de publicidad de país desde finales de los 40’s, los 50’s y la mitad de los 60’s (Yépez Alvear, Ricart, Excelsior y Fénix), donde debía realizar —en enormes y complicados formatos— vallas publicitarias para cervezas, alimentos y rones, y esa experiencia sobre el dominio de los amplios formatos le permitió adaptar el motivo histórico que desarrollaría en una dimensión alargada e inmensamente creativa.

Así, el proyecto del mural fue creado y bosquejado con el nombre de “Evolución”, el cual fue presentado a Vega y quien lo aprobó en el acto.

El mural “Evolución” narra en una maravillosa clave expresionista-figurativa que se interna en el abstraccionismo-abstracto del action painting, una historia que podría ser la leyenda del mismo hombre, filtrada a través de los mitos, referenciando mediante intensos rojos los avatares que han marcado la existencia de nuestra nación para alcanzar la luz o, si se quiere, las utopías redentoras.

Realizado en el maravilloso período de los rojos intensos, donde la fusión carnal se convierte en esperanza, el mural “Evolución” es un canto a la lucha tenaz del hombre tras la búsqueda incesante de la alegría.

Las etnias, los géneros, las religiones, los mitos, las luchas, las herencias de las civilizaciones que nos han precedido, todo lo sintetiza Oviedo en un lenguaje poético donde la metáfora, como tropo esencial, es el propio hombre y su carrera de ascensión hacia los rincones desconocidos del cosmos.

“Evolución” magnifica el aura de la imagen, su poder en repetidos ecos, su presencia como espejo de los tiempos y la explaya hacia una búsqueda fabulosa de los arcoíris multicolores, hacia los correlatos donde los goces se encuentran abocados a identificarse con la realidad de la propia historia y, por lo tanto, con los dolores y angustias que siempre superviven a través de los rituales de las epopeyas. Sin lugar a dudas, el mural “Evolución” pertenece al periodo rojo de Oviedo y se convierte en una reafirmación contundente del mural como poema, como canto, como una invitación a transformar lo social en júbilo, igualdad y esperanza.

Es una lástima que este valiosísimo mural no esté disponible para ser leído por el gran público, debido a su emplazamiento en el pent-house del edificio del Banco Central de la República Dominicana, asiento de las reuniones de la Junta Monetaria del país.

El Nacional

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