Los primeros cincuenta días del presidente Barack Obama en el solio presidencial de Estados Unidos se coronan con los resultados de una encuesta que revela que el 79 por ciento de los estadounidenses cree que el sueño americano sigue vivo y que es posible progresar a pesar de padecer la peor crisis financiera en ochenta años.
Aunque los factores que causaron ese crack económico y sus terribles efectos permanecen casi inalterables, los ciudadanos o residentes en esa gran nación parecen recuperar una autoestima severamente lacerada por el derrumbe de la economía global.
¿Cuál ha sido la magia de Obama para provocar ese renacer del optimismo en una sociedad que como nunca antes ha sido diezmada y humillada por un holocausto financiero que ha destruido sus cimientos bursátiles, hipotecarios, industriales, tecnológicos y comerciales?
Se señala que a cincuenta días de estrenar al primer Presidente afroamericano, el ciudadano estadounidense aún no alberga seguridades de que retendrá o recuperará su vivienda, o que podrá acceder como antes al crédito bancario o que tendría igual o mejor nivel de consumo y calidad de vida.
Aun así el sondeo realizado por el Proyecto Pew para la Movilidad Económica, revela que el optimismo es generalizado y más aún entre personas de bajos ingresos o desempleados, incluido los pertenecientes a las comunidades hispana y afroamericana.
No hay dudas de que el presidente Obama ha logrado levantar la autoestima nacional, pese a que la riqueza neta en los hogares estadounidenses nunca se había desplomado tan rápidamente (31 por ciento anual).
El secreto del singular éxito político que significa poder cambiar la percepción del ciudadano ordinario sobre la crisis y el futuro de la sociedad americana, parece estar en el contenido del discurso de Obama, quien no ha empleado su tiempo en culpar al anterior gobierno de la hecatombe ni distribuir disculpas o excusas.
A fuerza de verdades, coraje y transparencia, el presidente Obama ha logrado que a pesar del ensombrecido panorama económico, la inmesa mayoría de los estadounidenses recupere el optimismo, confíe en que la crisis será superada, y vuelva a creer en el mentado sueño americano.