Opinión

La OEA y Almagro

La OEA y Almagro

Pedro Castro

Promover el diálogo entre todos sus integrantes y las decisiones consensuadas en los asuntos de interés para el continente americano es la función principal de la Organización de Estados Americanos (OEA), no el activismo político que ha asumido su secretario general, Luis Almagro, contra un gobierno legítimo que, aunque ha cometido errores, algunos muy graves, es competencia únicamente de sus ciudadanos.

Es cierto que se han violentado derechos humanos en el gobierno que encabeza Nicolás Maduro en Venezuela, pero la OEA no está para protagonizar una campaña abierta en contra de un régimen fruto de la voluntad popular. Las dictaduras no surgen del voto democrático, esperemos el transcurrir del tiempo y al vencimiento del plazo que le otorga la Constitución venezolana.

¿Que hizo la OEA cuando fue derrocado Manuel Zelaya en el 2009 en Honduras? ¿jugó el papel protagónico que lleva a cabo frente a la situación de Venezuela? Sorprendido quedé cuando vi en las redes sociales un discurso del señor Almagro, casi llamando a una desobediencia civil, es decir a tumbar el gobierno.

La OEA conoce muy bien los índices de violencia y desigualdad social que se ahondaron en Honduras post el derrocamiento de Zelaya.

¿O es acaso que el secretario general de la OEA cumple con una misión de mandatario y no de intermediario como parte de los objetivos del organismo que representa?

Soy de los que creen que tumbar al gobierno de Nicolás Maduro es peor que soportar el cumplimiento de su mandato constitucional. Las muertes serían mayores, la hambruna se acrecentaría y lo peor de todo, la recomposición de la sociedad venezolana sería incierta.

Condeno los hechos de violencia y más aún el exilio obligado, pero los que eligieron a Maduro como Presidente fueron los propios venezolanos; de esos, unos se están lamentando y otros lo prefieren con todo y crisis.

Me calificarán o me encasillarán; pero les advierto que no simpatizo con Nicolás Maduro, porque tomando su ejemplo es poner a cualquier dirigente transportista como presidente de la República, como ya algunos lo han expresado.

Maduro no aprendió la lección, nada absolutamente nada, al lado de su líder Hugo Rafael Chávez Frías, de formación militar, con base social, un estudioso de la política y con un carácter que impregnaba respeto.

La cura resulta más cara que la enfermedad. Maduro es parte de una corriente izquierdosa que venía tejiéndose en América Latina de la que formó parte Luiz Inácio Lula Da Silva, en Brasil; Evo Morales, en Bolivia; Rafael Correa, en Ecuador, porque la gente estaba cansada de la ultraderecha. Sin embargo Lula está pendiente de procesos judiciales en su país por el caso conocido como “Lavajato”, el gran lobista de esa compañía.

La principal función de la OEA, una entidad americana cuyo origen se remonta al año 1890 en Washington D.C. (que sigue siendo hoy su sede principal), cuando tuvo lugar la Primera Conferencia Internacional de Repúblicas Americanas. Ya fue en la novena reunión, realizada en Bogotá en 1948, cuando esta entidad se transformó en la actual OEA.

La OEA es un organismo que sus objetivos se han ido forjando a lo largo de su historia con retos como alcanzar la paz y la seguridad nacional: la consolidación de los regímenes democráticos.
Desde mi óptica ese no es el papel que usted ha estado jugando en Venezuela.

El Nacional

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