Dado el giro que ha tomado la situación venezolana y la incursión bélica de los rusos en la patria de Simón Bolívar, parece demostrarse en la práctica que el diputado y autoproclamado presidente de Venezuela Juan Guaidó es el guasón o la carnada utilizada por los Estados Unidos y un grupo de países aliados para hacer sentir su ardiente deseo de hacer saltar internamente al actual gobierno.
Mientras los Estados Unidos, con Donald Trump a la cabeza, presiona al gobierno de Maduro, este permite la entrada de fuerzas rusas a su territorio al tiempo de ponérsela difícil a su representado (Guaidó), a quien la Contraloría inhabilitó por un período de 15 años, en vista de que el autoproclamado presidente ha manejado “una gran cantidad de dinero” en viajes y otras actividades, la cual no puede justificar.
La llegada de dos aviones militares rusos a Venezuela dio pie a alarmas y reacciones desde Estados Unidos, la Organización de Estados Americanos (OEA) y al nombrado Grupo de Lima.
Sin embargo, portavoces de China y Rusia recordaron a Washington que el acoso no funciona como antes y advirtieron que continuarán “sus relaciones de cooperación y solidaridad con los países de Latinoamérica, incluyendo a Venezuela”.
Todo esto deja bien claro que las cosas de castaño están pasando a ponerse a oscura y que el interés de los poderosos con respecto a Venezuela no es Maduro ni es Guaidó, sino los recursos con que cuenta el territorio venezolano, incluyendo su reserva petrolera.