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La suite sinfónica Scherezade

La suite sinfónica Scherezade

El próximo miércoles 16 de octubre será celebrado el cuarto concierto de la Temporada de la Orquesta Sinfónica Nacional, con el título Celebrando a Rimski Korsakov.
Del aclamado autor ruso será interpretada la suite sinfónica Scherezade, basada en Las mil y una noches.
Inicialmente creada como obra de este género, posteriormente fue convertida por Diaguilev en un ballet que alcanzó fama mundial.
Sus temas melódicos de colorido oriental describen historias de piratas, genios, cuevas con tesoros, y harenes llenos de hermosas mujeres.
Maestro de la instrumentación, Rimski Korsakov está considerado como el creador de la orquesta occidental moderna.
Pese al título de esta noche musical, la obra principal del concierto es la Sinfonía Concertante para violín, viola y orquesta de Mozart.
Actuarán en la pieza los violinistas de nuestra máxima agrupación orquestal Zvezdana Radojkovic, concertino, y Luis Augusto Martínez, co-principal de la sección de los segundos violines.
El género de la Sinfonía Concertante estuvo de moda alrededor del año 1770, pero diez años más tarde había prácticamente desaparecido.
Más de 200 autores compusieron aproximadamente 570 de estas obras de dos o tres movimientos para un grupo de solistas y orquesta.
Cuando Mozart decidió crear esta obra, se mantuvo preocupado debido a la desigual sonoridad del violín y la viola.
Esto se debió a que el sonido del violín es más penetrante, y se interpreta generalmente con mayor virtuosismo.
Con la finalidad de lograr en la orquesta la igualdad de los dos instrumentos, Mozart usó además de primero y segundo violín, primera y segunda viola.
En esta composición, antes de que los instrumentos solista hagan su entrada, el diálogo durante su recorrido inicial es evidente.
Parecería que entablaran una conversación, ya que cuando uno de ellos abandona un pasaje, lo toma el otro, o lo repite con variaciones o extensiones.
Vale destacar que en algunas partes se alternan con relativa frecuencia, añadiendo belleza a la obra, que críticos musicales y musicólogos de renombre la consideran una de las mejores del género del siglo dieciocho.
Quizás durante mucho tiempo Mozart no estuvo interesado en esta sinfonía, ni en la Concertante en Mi bemol mayor para Oboe, Clarinete, Fagot, Corno y Orquesta, opus k.297b.
Pero esas dos contribuciones al género demuestran que una forma musical compuesta con el deseo de seducir el gusto de sus contemporáneos, puede alcanzar cuotas de aceptación por encima de los sueños sociales mundanos.
La Sinfonía Concertante se puso de moda de tal forma, que causó verdadero furor en los círculos musicales.
A diferencia del Concerto Grosso, la orquesta en ella acompaña a los solistas en lugar de oponérseles.
La mayoría de este género de sinfonías, a diferencia de la de violín, viola y orquesta de Mozart, evita las modalidades de carácter intelectual
Parece que con la creación de la Sinfonía Concertante los compositores trataron de mejorar su situación económica y social.
Se infiere que siendo servidores de la nobleza, buscaban unirse a una pujante clase emergente como la burguesía.
Contando con nuevos ingresos, ya no tenían que depender del patrocinio exclusivo de una clase poderosa.
Muchos músicos reputados adquirieron una posición económica estable porque los intérpretes querían tocar, el público escuchar, y ambos pagaban.
La Sinfonía Concertante presenta desafíos difíciles para su creación, porque es realmente un concierto para los instrumentos solistas.
La k364 evita problemas inherentes a la forma del género, usando sólo dos instrumentos, y no un conjunto como la k.297b.
Como sus diálogos están en dos voces solistas similares pero diferentes, logran alcanzar una belleza generadora de dulces emociones.
El inicio de este regio evento musical lo ocupa la obertura de la ópera Oberon, de la inspiración del autor alemán Carl María Von Weber.
A diferencia del éxito alcanzado por su ópera El cazador furtivo, esta pieza ha sido interpretada pocas veces desde su creación, lo que es atribuido a lo complicado tanto de su libreto como de su escenificación.
Pero la obertura que disfrutaremos goza de una enorme popularidad en el universo de la música surgida del poder creativo de los grandes maestros sinfónicos.
La batuta que trazará el sendero que ordenan las partituras del concierto, estará en las manos del maestro puertorriqueño Jaime Morales.
El laureado artista es director titular de la Sinfónica Central de Ohio, y de la Filarmónica de Cincinnati, en los Estados Unidos, y ha dirigido exitosamente varias orquestas de América y Europa.

El Nacional

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