Opinión

Las guayaberas

Las guayaberas

Se ha firmado en Cartagena de Indias el Acuerdo de Paz que se supone pone fin al conflicto ¿guerrillero? entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno colombiano.

El escenario de la firma el líder de la ¿guerrilla? Rodrigo Londoño, por supuesto su alias Timochenco, y del presidente colombiano Juan Manuel Santos fue todo un espectáculo. Con más de 2,500 invitados, todos vestidos en guayaberas blancas, con la presencia de dirigentes ¿guerrilleros? y jefes de Estado del mundo mundial ocuparon el micrófono el secretario general de Naciones Unidas Ban-ki-moon, Timochenco y el presidente Santos.

Entre los putos del acuerdo se establece la impunidad de los delitos y la FARC se constituirá en un partido político que participará en el sistema democrático. Esa participación comienza con el regalo de cinco senadores y cinco en la Cámara de Representantes a partir del 2018, durante ocho años, sin tener que competir en el juego electoral.

El nuevo partido político de la FARC tendrá el 10% de la apropiación presupuestaria para el financiamiento de los partidos y movimientos políticos. Además de un cinco por ciento adicional para financiar la difusión de su pensamiento político, tendrán acceso a 31 emisoras de radio y a un nuevo canal de televisión. Incluye una reforma rural integral de distribución gratuita y permanente.

Dicen los que llevan las cuentas que el conflicto por más de 50 años en Colombia, deja más de 200.000 mil muertos, 25,000 mil desaparecidos y alrededor de 30,000 secuestros.

Los discursos de los firmantes han sido impresionantes. Sobre todo el del nuevo demócrata. Dice el líder ¿guerrillero? Timochenco, “su firma no significa que capitalismo y socialismo comenzaron a sollozar reconciliados en abrazos el uno del otro.

Aquí nadie ha renunciado a sus ideas, ni arreado sus banderas derrotadas. Hemos acordado que seguiremos confrontándolas abiertamente en la arena política sin violencia, en un apoteósico esfuerzo por la reconciliación y el perdón por la convivencia pacífica, el respeto y la tolerancia y sobre todo por la paz con justicia social y democracia verdadera.

El Nacional

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