CIUDAD DEL VATICANO, 7 Oct 2012 (AFP) – El papa Benedicto XVI inauguró el domingo, con la celebración de una solemne misa en la plaza de San Pedro, el Sínodo de la «Nueva Evangelización», que reúne a 262 arzobispos, obispos, superiores generales de congregaciones y patriarcas llegados de todo el mundo, y con el cual intentará, lejos del caso Vatileaks, dar un nuevo impulso a la Iglesia.
Desde la plaza de la basílica de San Pedro, en el Vaticano, el Papa recordó que el Concilio Vaticano II, inaugurado hace 50 años, fue la «expresión más universal y el impulso más autorizado» del dinamismo espiritual y pastoral del siglo XX.
Para la inauguración del Sínodo, el Papa Benedicto XVI puso al matrimonio y a la familia en el centro de la «Nueva Evangelización», afirmando que hay un vínculo claro entre la crisis de la fe y la crisis del matrimonio».
El matrimonio, «unión de amor fiel e indisoluble», «es en si un Evangelio, una Buena Nueva para el mundo de hoy» dijo el Papa. «Desgraciadamente, por diversas razones, el matrimonio atraviesa una profunda crisis, precisamente en las regiones de antigua evangelización», añadió.
Durante la oración del Ángelus, un Papa de 85 años de edad, de aspecto pálido y cansado, invitó a miles de creyentes a «orar más específicamente al Espíritu Santo, protagonista de la evangelización desde el nacimiento de la Iglesia».
Durante la misa, Benedicto XVI no dijo ni una sola palabra sobre los escándalos que sacudieron al pequeño Estado del Vaticano, ni sobre el juicio de su mayordomo Paolo Gabriele, que concluyó el sábado con una condena de 18 meses de cárcel por «robo agravado» de documentos confidenciales.
El juicio Gabriele, que duró una semana, concluyó justo a tiempo para permitir que la Curia se concentre en el Sínodo, en el aniversario de la apertura del concilio Vaticano II y en el lanzamiento del «Año de la Fe», que se celebrarán el jueves.
Al principio de la ceremonia del domingo, Benedicto XVI proclamó dos nuevos Doctores de la Iglesia. Ambos, teólogos admirados por sus ideas y actores de la evangelización en su época, eran ya santos: el español Juan de Ávila (1499-1569) y la alemana Hildegarda de Bingen (1098-1179).
Juan de Ávila fue acusado y encarcelado por la Inquisición y Hildegarda de Bingen era una personalidad profundamente original: conocida por sus visiones, era también música, escritora y botanista.
«La santidad no conoce barreras culturales, sociales, políticas, ni religiosas», subrayó el papa Benedicto XVI.
Hildegarde de Bingen es la cuarta mujer declarada «Doctora de la Iglesia» desde 1970.
El Sínodo de la Nueva Evangelización, que durará tres semanas, es una de las grandes prioridades del Papa: se trata de encontrar los medios para anunciar el Evangelio en países tradicionalmente cristianos, donde los fieles se alejan de las iglesias.