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Lo que hacen los mejores profesores universitarios

Lo que hacen los mejores  profesores universitarios

Cuando Lynn se retiró, le rindieron tributo más de cien de sus antiguos alumnos que para entonces ocupaban algún puesto académico. Uno de ellos, Robert Fulghum, que más tarde escribió un libro famoso, proclamó que Ralph Lynn era el “mejor profesor del mundo”.

Otra estudiante, Ann Richards, que llegó a ser gobernadora de Texas, escribió que las clases de Lynn “nos ofrecían una ventana al mundo, y que para una muchacha de Waco sus clases eran como grandes aventuras”. Eran, explicaba unos años después de abandonar la casa del gobernador, “como viajes mágicos al interior de las mentes y de los eventos de la historia”.

Hal Wingo, que fue a las clases de Lynn muchos años antes de convertirse en el editor de la revista People, concluyó que ofrecía el mejor argumento que él conocía para la clonación humana. “Nada podía darme más esperanza para el futuro”, explica el editor.

¿Qué hizo Lynn para conseguir esa importante y duradera influencia en el desarrollo intelectual y moral de sus estudiantes? ¿Qué hace cualquiera de los mejores profesores de la universidad para ayudar y animar a sus estudiantes a conseguir unos resultados extraordinarios en su aprendizaje?

Con un emotivo relato, del cual citamos un fragmento, inicia el profesor universitario Ken Bain la presentación de su obra fundamental sobre la docencia universitaria y el aprendizaje de los estudiantes de nuestras universidades. Este libro ha sido ganador del premio Virginia and Warren Stone, concedido anualmente por Harvard University Press a una publicación excepcional sobre educación y sociedad.

Datos fundamentales sobre el autor
Vicerrector de Asuntos Académicos de la Universidad del Distrito de Columbia (UDC); vicerrector de Instrucción; director de Investigación para el Aprendizaje, y profesor de Historia en Mont Clair State University, New Jersey. Ha sido director fundador de cuatro de los principales centros de enseñanza y aprendizaje.

Ha presentado talleres y conferencias en más de 300 universidades de los Estados Unidos, Canadá, México, Sudamérica, Europa, Asia, África y Australia.

Este texto es de un alto valor educativo para la educación superior y es el resultado de quince años de investigación sobre casi un centenar de profesores y de decenas de las mejores universidades de los Estados Unidos.

Se determinó los sujetos o profesores a estudiar; fueron observados en el aula, laboratorios; se realizaron filmaciones; se desarrollaron conversaciones con la mayoría de los profesores y sus estudiantes. Se analizaron materiales del curso, programas, exámenes, notas, hojas de tareas, notas de las clases magistrales, estudios de pequeños grupos. Además, se realizaron entrevistas.

El libro expone los elementos fundamentales del estudio que caracteriza a todos los sujetos considerados y seleccionados como los mejores profesores de las universidades donde se realizó la investigación.

Si tuviéramos que resumir las características esenciales de lo que el texto considera un buen profesor, podríamos decir que es aquel que produce cambios permanentes y positivos en el alma de sus estudiantes, tanto en la forma de aprender la asignatura como en la manera de enfrentar los desafíos de la vida.

Algunos planteamientos concluyentes contenidos en el libro sobre elementos comunes de los mejores profesores universitarios:
“Todos los profesores que elegimos para colocarlos bajo nuestro microscopio pedagógico habían logrado un gran éxito a la hora de ayudar a sus estudiantes a aprender, siguiendo influir positiva, sustancial y sostenidamente en las formas de pensar, actuar y sentir”. (Pág. 15)

“En lugar de decirles a los estudiantes que están equivocados y proporcionales las respuestas “correctas”, a menudo hacen preguntas para ayudar a sus estudiantes a ver sus propios errores”. (Pág. 40)

“Los profesores más efectivos ayudaban a los estudiantes a mantener presentes a lo largo de todo el curso las preguntas más generales”. (Pág. 50)

“Los mejores profesores diseñan cuidadosamente tareas y objetivos de aprendizaje para promover la confianza y para infundir ánimo, pero proporcionando a los estudiantes grandes desafíos y haciéndoles sentir que se enfrentan a ellos con suficiente solvencia”. (Pág. 52)

“Los mejores profesores que estudiamos no muestran poder alguno sino que invierten en los estudiantes. Sus prácticas resultan de una preocupación por el aprendizaje que sienten intensamente y que comunican con convicción”. (Pág. 154)

El autor es ex vicerrector de extensiones de la UASD.

El Nacional

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