Este octubre en Georgia, Estados Unidos, muere una tradición. El Club Nacional de Golf de Augusta, la asociación de golf más famosa de ese país, donde se disputa el torneo de Maestros de Estados Unidos, por primera vez, el club aceptará a dos mujeres entre sus miembros.
La ex secretaria de Estado Condoleezza Rice y la financista y filántropa Darla Moore podrán de ahora en adelante lucir las emblemáticas chaquetas verdes del club y se les permitirá hacer uso de los campos de Augusta sin requerir una invitación de un socio masculino.
Ver: Un templo del golf se prepara para la igualdad de género
Con su decisión de empezar a aceptar mujeres, anunciada en agosto pasado, el Augusta puso fin a una criticada tradición que duró casi 80 años.
Pero, para el alivio de algunos, aún quedan en el mundo clubes y espacios sociales y culturales reservados exclusivamente para hombres.
BBC Mundo revela algunos de los enclaves exclusivamente masculinos que aún existen en la región.
México
Argentina
Colombia
En algunos pueblos de México todavía es posible encontrar, a la puerta de las cantinas, la siguiente advertencia: «Se prohíbe la entrada a mujeres, uniformados y personas armadas».
La mayoría de las veces el mensaje forma parte del paisaje urbano, pues desde la década de los 80 se derogó de las leyes mexicanas.
Pero en Ciudad de México, la capital más cosmopolita del país, existe una cantina donde las mujeres no tienen permitida la entrada.
El negocio se llama El Mirador, ubicado en un barrio de clase media de la capital mexicana, frente al parque más importante de la ciudad.
Legalmente el negocio no impide el ingreso a las mujeres, pero los clientes habituales -todos hombres- rechazan con silbidos o aplausos la entrada de alguna de ellas.
A mediados de 2011 un grupo de mujeres se presentó en el negocio y obligó a los meseros a que les atendieran. Luego expresó su rechazo con carteles y gritos a las puertas de El Mirador.
Los responsables del negocio aseguran que no discriminan a las mujeres, pero lo cierto es que las condiciones del establecimiento dicen otra cosa.
BBC Mundo visitó el sitio, que cuenta con dos entradas. Si una mujer ingresa por la puerta central es invitada amablemente a pasar a la parte trasera del establecimiento.
Y si alguna decide sentarse a las mesas del frente y aguantar la rechifla de los clientes varones, de cualquier manera deberá caminar hacia el salón trasero, pues en la zona principal sólo hay baños para hombres.
El único día en que las mujeres son toleradas es el sábado, cuando los clientes varones no suelen ir. Pero incluso en esa fecha, lo más común es que las mujeres lleguen acompañadas de sus parejas masculinas… o sus hijos.