BUENOS AIRES. AFP. El fracaso de la presidenta Cristina Kirchner y su marido, el ex mandatario Néstor Kirchner (2003-2007), en los comicios legislativos del domingo, pusieron al matrimonio cogobernante en la disyuntiva de construir alianzas o poner en peligro la gobernabilidad.
Los Kirchner, dos peronistas progresistas, comprobaron una vez más que el pez por la boca muere, al haber planteado estas elecciones de medio término como un dramático plebiscito a su modelo estatista, industrialista y de fomento a las negociaciones salariales en alianza con la central obrera CGT.
¿Qué hacer ahora, si la elección era tan crucial como para adelantarla cinco meses y lanzar a la palestra como candidato a diputado a Kirchner, jefe del peronismo, quien arrastró a las listas hasta al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, y decenas de alcaldes?.
«Nunca es triste es la verdad, lo que no tiene es remedio», reflexionó sin evitar la ironía Alberto Fernández, un ex jefe de Gabinete de los Kirchner que analiza los hechos como simple observador, tras ser echado del Gobierno con cajas destempladas.
Al renovarse la mitad de los Diputados y un tercio del Senado, los Kirchner perdieron la mayoría en ambas cámaras.