En la actual crisis económica de los países desarrollados, el debate global se fundamenta en la alternativa de recortes a los gastos públicos o gastos públicos para incentivar la economía.
Por un lado Estados Unidos y su presidente Obama apuesta por seguir endeudándose para aplicar los estímulos y pronostica el apocalipsis para los Estados Unidos de no aplicar su política de gastos. A esa política también le llaman keynesianismo o progresismo. Los recortes o la austeridad en el gasto, no son un incentivo para los votos. El aquí y el ahora o la famosa frase de Keynes a largo plazo todos estaremos muertos es válida para mantener el Estado con la capacidad de generar adhesión partidaria a la hora de los votos.
Eso de progresismo quiere decir que el Estado es más o menos como el pasado monarca que gobernaba a sus vasallos y que hoy lo hace a través de las políticas de ayudas a los más desfavorecidos. Los derechos sociales se convierten así en la base fundamental de la políticas públicas o como algunos les llaman los colectivos transversales.
Alguien se le ocurrió decir una vez: Es la economía estúpido. Y resulta que la economía es estudiar la correcta distribución de los recursos escasos para satisfacer las necesidades del ser humano. Y sea, en lenguaje dominicano, «emitiendo inorgánicos», o pidiendo préstamos mediante bonos, pagarés o letras, se crean acreedores a los que hay que pagar interés y devolver el principal.
Por el otro lado la Unión Europea y su zona euro, parecería que habría que decir la Merkel, se decide por las políticas de austeridad traducida en los famosos recortes. Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia, ¿algunos más en remojo?
Los polvos que trajeron los lodos es otro debate trasatlántico. Para algunos el sector financiero es el culpable pero también resulta que el sector gobierno es el que regula al sector financiero y los gobiernos dentro del concepto progresista, decidieron gastar en tiempos de las vacas gordas. Y como en los cuentos de hadas todos fueron felices.
¡!Y llegaron las flacas!! Y con las vacas flacas también llegaron las elecciones.
En las recientes elecciones celebradas en Italia un humorista, para no decir un cómico, se lanza al escenario electoral y produce unos resultados electorales que ponen de cabeza, no solo al gobierno de Italia, sino a la Unión Europea, con un discurso anti europeo, anti euro y por supuesto anti Merkel, la señora de la austeridad.
Parecería que en este proceso de globalización no solo se intercambian productos financieros, industriales, gente, virus, bacterias y demás añafiles, habría que agregarle los payasos aspirantes al poder político que ¡ganan elecciones!