Nueva York, 16 ago (EFE).- Las idas y venidas de los ricos y famosos entre Nueva York y las exclusivas mansiones de los Hamptons son el nicho de mercado que ha encontrado Blade, una aplicación que triunfa después de trasladar a los helicópteros el concepto de la popular Uber, la cual conecta a vehículos con chófer y pasajeros.
Un teléfono inteligente y algo más de 500 dólares es todo lo que hace falta para tener asiento en uno de los vuelos que en menos de una hora conectan Manhattan con las playas de Long Island.
A bordo se mezclan habitualmente estrellas del espectáculo y financieros de Wall Street, que prefieren pagar para evitar el tráfico y las incomodidades del viaje por carretera.
En el helicóptero se ofrece vino, aperitivos y periódicos y se disfrutan espectaculares vistas de la Gran Manzana y sus alrededores.
Pese a los elevados precios, desde su puesta en marcha en mayo, Blade ha fletado más de 1.000 vuelos y más de 12.000 personas han descargado su aplicación para móviles, según datos facilitados por la empresa al diario New York Post.
«La demanda ha sido abrumadora», explicó al periódico el director general de la compañía, Evan Licht, quien tuvo que encargar el traslado de más helicópteros desde Rhode Island para atender el alto número de solicitudes.
La aplicación ofrece tanto la posibilidad de comprar plaza en un vuelo ya previsto, como la de fletar un helicóptero y luego poner a la venta los asientos sobrantes.
Blade se basa en un modelo similar al de Uber -la exitosa aplicación que conecta a vehículos con chófer y potenciales pasajeros- y, por tanto, no es dueña de los helicópteros ni emplea directamente a los pilotos, sino que trabaja con una compañía encargada de operar los vuelos.
El software permite a los usuarios reservar de forma rápida y fácil, así como compartir vuelos con otros clientes para reducir los costes.
Además, ofrece garantías como viaje por carretera en un coche de alta gama en caso de que los helicópteros no puedan volar por el mal tiempo.
Todos sus vuelos despegan de Manhattan desde un helipuerto situado en la calle 34 y viajan a distintos destinos de los Hamptons, la exclusiva zona de playa en el sur de Long Island frecuentada por los multimillonarios neoyorquinos durante el verano.
Lo hacen sobrevolando muchos de los barrios más pobres de distritos como Brooklyn, en una perfecta representación de las enormes desigualdades económicas de la ciudad.
Los vuelos de Blade se han convertido en los últimos meses no sólo en una comodidad más para los adinerados, sino en toda una muestra de estatus social que muchos pasajeros no dudan en compartir con fotografías a través de las redes sociales. EFE
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