La política, los partidos, el sistema democrático, los hábitos, las costumbres, la corrupción, las verdades, las reelección, son de los temas mas analizados. Algunos de dichos temas dicen que se han podrido y no lo creo así, los humanos somos los culpables. Me incluyo por ser político.
Juan Pablo Duarte definió la política como la ciencia más pura, y mi maestro Balaguer la consideró arte y ciencia. Recuerdo, cuando proyectaba el PRSC, definía la política como el quehacer que busca el poder para servir a su pueblo, con justicia, defendiendo reciamente los sagrados recursos del Estado, resaltando el trabajo digno, aprovechando las realidades, con oportunidades para cada uno.
En los últimos tiempos, ha ido cambiándose circunstancialmente, abusándose de argumentos personales, y promesas proyectadas según el cristal con que se mira, y las modas que se utilizan, por lo que entiendo que en nuestros países hemos contado con pocos políticos de verdad, aunque sigamos participando millones de personas en ese quehacer.
Las verdades deslumbran, por lo que rogamos comprensión para mis reflexiones en ese sentido, por razones obvias.
El hombre sabio es iluminado. Como no puede cambiar las realidades como la grandeza, la naturaleza y otros, en todo proyecto debemos buscar el sentido real. Nadie logra el éxito mal orientado ni por encima de la naturaleza.
Los hábitos, las costumbres y la propia política se han venido trasformando y hasta eliminando sus orígenes, filosofía, principios. El sistema democrático sigue siendo el mejor, pero demanda cada vez más alimento para su revitalización.
Estados Unidos que es el país mas desarrollado de la tierra, por falta de seguimiento, ética y controles, le explotó la crisis en sus narices.
Sobre el golpe en Honduras, lo critico, pero le ruego al presidente Zelaya que se asesore mejor con personas idóneas.
La forma que ha tratado de utilizar para regresar debe revisarla, y además, debe dar más tiempo al Gobierno de Costa Rica, donde los Estados Unidos sugirieron ayudar.
Ojalá los gobiernos logren cuidarse cada vez mas de aquellas garrapatas de que hablaba el profesor Bosch. Son parte de los riesgos que le caen a la política. No sé por qué, pienso tanto a qué le sabría al presidente nuestro, Fernández Reyna, que se pudiera establecer como cierta, tantas acusaciones de corrupción y otras que le formulan tanto a él como a algunos de sus ministros amigos, tomando en cuenta su condición humana.
¿Por qué pienso tanto en esto? Temerosos del espacio de que disponemos, de momento reitero mi optimismo y, a pesar de los problemas que nos afectan veo el futuro de manera positiva.