Los resultados de la encuesta ENI, nueva vez desmienten el mito, de que estamos «cundío» de haitianos que se cuentan por millones. Las 500 mil personas nacidas en Haití y cerca de 300 mil descendientes de los mismos, es una cifra significativa (cerca de un 9 % de la población) pero igualmente parecida al porcentaje de dominicanos en Puerto Rico y menor a la registrada en otras islas del Caribe.
La migración no es un plan diseñado por las grandes potencias para fusionar los dos países, (????), tampoco se trata de una columna invasora, sino mas bien los efectos del deseo de emigrar de los habitantes de uno y otro lado de la isla motivados por la búsqueda de nuevas oportunidades. Mientras existan diferencias económicas entre los países, la migración podrá ser controlada pero nunca detenida.
«El extranjero es el que vale, mi esposo es un extranjero» escuché decir a un enfermo mental, mientras hacia mi internado en el Psiquiátrico, eran los tiempos en que al pueblo se nos enrostraba el complejo de Guacanagarix. Pero este pueblo alegre y hospitalario, saca lo peor de sí cuando de emigrantes haitianos se trata. -no, estos no- son negros y pobres que además tuvieron la osadía de ocuparnos militarmente.
Aunque españoles, franceses, y norteamericanos también nos ocuparon, es contra los haitianos que nos ensañamos, inventándonos supuestas épicas batallas, ignorando que los haitianos llegaron en 1822 porque los llamaron, recibieron las llaves de la ciudad sin disparar un tiro, y la separación se logró con un solo disparo, que por cierto fue al aire.
Los emigrantes, en su mayoría hombres jóvenes, proporcionalmente hacen un menor uso de los servicios de salud que la población dominicana, solo con excepción de los partos, ya que en ausencia de servicios de planificación familiar, las tasas de fecundidad son desproporcionadamente altas, además de la existencia de una mafia que con la complicidad de las autoridades fronterizas trae haitianas a parir.
Dos de mis tres hermanos, mis tres hijos, la mitad de mis compañeros de bachillerato y de la universidad emigraron, por esta y muchas razones, solicito respeto a los derechos y la dignidad de los inmigrantes, y les invito a que ustedes hagan lo mismo.