El Nacional
SANTIAGO.- Un obrero de esta ciudad, que el miércoles pasado trató de suicidarse ingiriendo un veneno, en horas de la noche del sábado se lanzó de la quinta planta del hospital José María Cabral y Báez, pero la caída hasta el tercer nivel no fue suficiente para terminar con su existencia.
José Coronado, un obrero de 25 años y residente en el sector Pekín, de aquí, fue recluido en el referido centro asistencial público minutos después de consumir una sustancia venenosa, con el objetivo de quitarse la vida.
Estando postrado en una de las camas de la sala Este Uno, de la quinta planta, logró burlar la vigilancia de familiares que estaban con él, salió corriendo, logró desprender parte de una ventana de cristal y se lanzó al vacío.
Sin embargo, su segundo intento de suicidio en menos de cuatro días también se frustró porque, mientras caía en ruta al techo de la segunda planta, su cuerpo impactó con una parte del segundo nivel, por lo cual recibió golpes en distintas partes.
En ese lugar cayó semi inconsciente y fue rescatado por empleados del Cabral y Báez, quienes lo llevaron de nuevo a su lecho de la quinta planta, donde se restablece de los golpes recibidos.