Opinión

Ordenamiento

Ordenamiento

El desorden y la crisis de servicios que tanto irritan a los residentes en el Distrito Nacional, además de atentar contra el ornato, la salud y el desarrollo, tienen entre sus múltiples causas la ausencia de un bien concebido plan de ordenamiento territorial, que defina las reglas no solo para las construcciones, sino hasta para las más elementales actividades.

Pero la elaboración del proyecto sería insuficiente de no existir la voluntad de aprobarlo y, sobre todo, aplicarlo.

El Ayuntamiento del Distrito Nacional ha tenido la iniciativa de elaborar, pero antes que imponer, presentar al sector empresarial un programa que, de cara a 2030, contempla por primera vez reglas para el fortalecimiento de la inversión nacional y extranjera, que las construcciones tengan el nivel apropiado en el lugar apropiado y hasta para la instalación de las siempre conflictivas estaciones de combustibles.

Es obvio que un proyecto de tanta importancia necesita, si no consensuado, al menos ser conocido por todos los sectores.

En el programa se ha trabajado, según los técnicos del Cabildo, aspectos como la masificación, interconexión, descentralización y peatonización de la ciudad. La seguridad expuesta por técnicos como el director del Plan Estratégico del Distrito Nacional, Jesús D’Alessandro, confirma que el proyecto fue madurado.

Destacó no solo que la ciudad necesita un sistema de tránsito a velocidades reguladas, sino también su expansión.

El tránsito es, por la anarquía, la contaminación y la inseguridad, uno de los grandes dolores de cabeza de la población. En tal virtud el proyecto presentado por el alcalde David Collado durante el encuentro con la cúpula empresarial contempla trabajar en la conectividad vial, incluido el Metro para que en lugar de un 10% beneficie a un 25% de la población, y los asentamientos informales. Dentro del programa merece resaltarse el acuerdo con las Naciones Unidas para la ejecución y fortalecimiento de Santo Domingo como ciudad resiliente.

Una ciudad que fue la cuna de la civilización del nuevo mundo y que tiene en el turismo una importante fuente de generación de divisas necesita, entre otros factores, ese ordenamiento territorial que contempla el Ayuntamiento del Distrito Nacional para mejorar y reglamentar las más diversas operaciones y servicios.

Pero si los empresarios y demás actores sociales que inciden en las diferentes actividades no lo asumen, el desorden y la anarquía seguirán ganando terreno, con todas las consecuencias.

El Nacional

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