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Orto-escritura

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La voz “flamable” pierde la batalla frente a inflamable

Si las palabras pudieran enfrentarse unas contra otras como gladiadores, de seguro que el adjetivo /inflamable/ habría de vencer al intruso “flamable” que se ha propuesto usurpar sus funciones e incluso desplazarlo de la preferencia de los hablantes del español.

El tal “flamable” ha logrado confundir a algunas personas que llegan a creer que es lo mismo una cosa que la otra. Tan hondo ha penetrado la confusión creada, que ciertos hablantes se preguntan que si “flamable” es aquello que se puede quemar, por qué inflamable, que debería ser lo contrario, se dice también de la cosa que puede incendiarse con facilidad, es decir, que se tienen como palabras sinónimas. Es cierto que morfológicamente, flamable debería ser lo contrario de inflamable, pero hay otra verdad de por medio.

La terminación /ble/ sirve para formar adjetivos a partir de un verbo para indicar que un sujeto es pasible de determinada acción. “Indica posibilidad pasiva, es decir, capacidad o aptitud para recibir la acción del verbo”, indica el DEL (Diccionario de la lengua española). Los adjetivos derivados terminarán en -able (amable, realizable) o en ible (creíble, comible, bebible, distinguible, rompible) según que los verbos sean de la primera, segunda o tercera conjugación.

Ni el adjetivo “flamable” ni el verbo del que presuntamente procede, “flamar”, aparecen en el Diccionario académico. La forma “flamable” carece de justificación en lengua española, como señala el Diccionario panhispánico de dudas. Presumimos que esta modalidad léxica ha llegado del inglés, lengua en la que el vocablo “flammable” tiene sus derechos junto a “non-flammable” para expresar la idea contraria.

En algunos países americanos se ha extendido el término “flamable” como sinónimo de inflamable, y así se registra en el Diccionario de americanismos. Incluso, la Real Academia Española ha mostrado alguna complacencia frente a este extranjerismo innecesario.

En tanto que inflamable: que se inflama con facilidad, deriva del verbo inflamar, que a su vez procede del latín “inflammare”. Veamos cómo define el Diccionario académico la palabra /inflamar/:1. tr. Encender algo que arde con facilidad desprendiendo llamas inmediatamente. U. t. c. prnl.2. tr. Acalorar, enardecer las pasiones y afectos del ánimo. U. t. c. prnl.3. prnl. Producirse inflamación (? alteración patológica).4. prnl. Dicho de una parte del cuerpo del animal: Enardecerse tomando un color encendido.

También el Libro de estilo de la lengua española, publicación oficial de las academias, recuerda esto: “Inflamable. Que se inflama o arde con facilidad. No flamable”. (Pág.407).

Una acotación importante la ofrece Fundéu-RAE, institución que con auxilio de la Real Academia Española, vela por el buen uso de nuestro idioma. Dice lo siguiente:

“La voz inflamar proviene del latín inflammare, que ya incorporaba el prefijo in-. En este caso no se trata del prefijo que indica negación, sino de la preposición en, por lo que, en español, las formas apropiadas, como indica el Diccionario panhispánico de dudas, son inflamar y sus derivados, entre los que se encuentra inflamable”.

El español cuenta con el sustantivo /flama/, originado en la voz latina “flamma”. Y es equivalente a /llama/. Y por igual se denomina flama al reflejo o reverberación de la llama.

Del sustantivo flama hemos obtenido el verbo /flamear/ que tiene, entre otras, estas definiciones:1. tr. Rociar un alimento con un licor y prenderle fuego. U. t. c. prnl.2. tr. Pasar por una llama las aves desplumadas o la piel de un animal para acabar de quitarles los restos de plumas o los pelos.3. U. t. c. prnl.tr. Med. Quemar alcohol u otro líquido inflamable en superficies o vasijas que se quieren esterilizar.

Conclusión: “flamable” no es sinónima de inflamable, por eso pierde la batalla.