Carta de los Lectores

Otro covid criminal

Otro covid criminal

Cartas

En pleno desarrollo del covid-19 que intimida al mundo, el macrosistema dominicano dio a luz un nuevo covid, engendrado por el desorden institucional que nos gobierna. Criminal uno y otro, nació adulto el covid clerén, que lleva en su cuenta alrededor de 200 muertos y un centenar de sobrevivientes amenazados por aquel ente criminal.

El covid clerén tiene en su listado de víctimas mortales mas de una tercera parte de los que han muerto por el coronavirus. Al filo de la segunda quincena de mayo el clerén se llevó a Alexandra Burgos, una joven mujer de poca escuela, pobre de conciencia, sin alimentación, medicina ni recreación seguras, pero hija legitima de Dios y de este pueblo dominicano que la parió en la parte atrás de la calle J de María Auxiliadora, donde dejó de respirar para siempre.

En la periferia de su precario hogar deben estar los inmunes negocios que le vendieron el veneno que le causó la muerte.

Alexandra Burgos era una más del amplio sector de personas pobres, pero era una mujer alegre, liviana para las acciones solidarias a favor de su prójimo. Era de buen corazón, sencilla y honesta, características suficientes para ser amada en vida, y ahora acogida de Dios. Generalizando, era un buen ser humano, bastante para que hablemos por ella y por todas las víctimas mortales y sobrevivientes del clerén que no tienen voz. El sistema de apariencia que vivimos, mínimos, es corresponsable de esta matanza que hiere la sensibilidad social.

Ese negocio ilegal, mata gente y sucio, debiera tener decenas de culpables preventivos en la cárcel, no solo fabricantes, sino distribuidores y detallistas de ese veneno. Semejante al clerén ocurre con los medicamentos falsificados, de venta en todo el país, con su cuna en Moca, sin que las autoridades tomen medidas drásticas ni den seguimiento continuo a esos criminales silentes.

Hace mucho que el clerén viene enfermando y hasta matando parte de sus consumidores, pero nunca había matado tantas gentes como ahora. Las grandes quejas son contra las autoridades correspondientes que no dieron efectivo seguimiento a su fabricación y consumo en medio país, como si sus usuarios son hijos de nadie por ser pobres, pues con esa bebida no se intoxicaran ni morirán personas de clase ni nombres sonoros que obliguen a actuar con prontitud, corrección y eficiencia.

POR: Lic. Santiago Martínez

El Nacional

La Voz de Todos