Opinión

País inverosímil

País inverosímil

Dicen que Balaguer dijo  que éste es un país como cualquier otro, pero  ningún otro se parece a éste. Pedro Mir en los años 40 escribió el poema “Hay un país en el mundo” donde dice que “éste es un país que no merece el nombre de país, sino de tumba, hueco, féretro o sepultura”.  Héctor Incháustegui Cabral en su “Canto triste a la patria bien amada” dice: “Y junto a la amplia bandeja del recuerdo, dos o tres casi ciudades, luego empalizadas altas y bajos matorrales”. En la guerra patria de 1965 Abelardo Vicioso gritó: “Santo Domingo, ciudad armada para ganar la gloria”. EL poeta de la isla, Jacques Viau  pregunta: “¿En qué lugar se separó la vida de nosotros? ¿En qué recodo del camino se detuvo el amor para decirnos adiós? ¡Nada ha sido tan duro como permanecer de rodillas!”

Los objetivos del milenio no podrán ser alcanzados. Lo dice el presidente Leonel Fernández.  Uno de sus ministros asegura que al país le quedan 40 años, mínimo, para alcanzar su desarrollo.  Debió decir 400 años. Lo confirma el otro ministro, el de Educación, cuando asegura que no sabría qué hacer si el gobierno le entregara el 4% del PIB como ordena la ley. China Popular, con mil 350 millones de habitantes, invierte el 8.9 de su PIB, igual que los demás países desarrollados o en vías de desarrollo.

Para 1949, cuando triunfa la revolución comunista, China era uno de los países más atrasados  del mundo. 50 años después ya era una potencia. Taiwán por igual. Rusia para 1917, cuando se produce la primera revolución socialista, era muy atrasada. Pese a  los obstáculos, incluyendo la Segunda Guerra mundial, donde perdió 20 millones de personas, se levantó de las ruinas y se convirtió en un imperio. En todos los casos la educación y el trabajo han sido los motores del desarrollo.

País inverosímil ya sin caña ni alcohol, donde el nuevo código procesal penal está en la punta del fusil. Donde el tolete sigue siendo ley, donde los intercambios de disparos sustituyen las leyes, donde el cardenal pide mano dura para los delincuentes de los barrios, pero mano suave, de seda, para los que roban bancos y quiebran el país creando millones de pobres. País inverosímil donde el Presidente asegura que el Estado que él dirige es un desorden por la corrupción, la falta de transparencia y de voluntad política para combatirla.

País inverosímil donde las empresas del Estado quiebran, pero las de quienes las quiebran generan fortunas incalculables.

País inverosímil donde más del 70%  quiere una visa o una yola segura para  no volver jamás, incluyendo el presidente, que vive montado  en un avión, al igual que sus ministros y viceministros, con los cuartos de los pendejos. País inverosímil “que no que no merece el nombre de país, sino de tumba, hueco, féretro  o sepultura”.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación