Opinión

Patrullaje mixto

Patrullaje mixto

El uso del patrullaje mixto de policías y militares no es algo particularmente nuevo, y su uso intermitente en el pasado no ha resultado en una reversión relevante de los índices de delincuencia que afectan al país. Dado a los resultados anteriores de este experimento parece que el mismo no suele ser económicamente eficiente debido a los costos que impone, y adicionalmente mantiene un protagonismo de los militares en la seguridad interna, del cual como democracia ya debemos empezar a alejarnos.

 Hombres con armas automáticas recorriendo nuestras calles solo sirven para intimidar más a los ciudadanos que ya de por si temen a las mismas fuerzas del orden, que a los delincuentes que han sabido cometer sus crímenes indistintamente de su presencia. Al final la delincuencia no se reduce, el patrullaje no se sostiene en el tiempo y las soluciones cada vez lucen más distantes de ser alcanzadas.

 Ya parece ser de conocimiento general que el problema de la delincuencia no se va a resolver de manera efectiva mientras persista el alto desempleo, no se produzcan más oportunidades laborales para los jóvenes, no se logre que el narcotráfico deje de permear nuestras instituciones y mientras la Policía Nacional no sea modernizada y más educada. No obstante lo anterior quedar bastante claro, nosotros seguimos empeñados en soluciones de corto plazo que no llevan a ninguna parte.

 El rol de las Fuerzas Armadas debería ser esencialmente de protección frente amenazas externas, las cuales para República Dominicana son muchas y repercuten sensiblemente a lo interno, especialmente en lo que respecta al narcotráfico, la trata de personas y contrabando que son la materia prima del crimen organizado que luego termina afectando la seguridad interna que a su vez debe ser competencia única de la Policía Nacional.

 Mezclar los roles no ha dado resultados palpables en el pasado, y es poco probable que lo haga ahora. Pero sirve para seguir dando un protagonismo innecesario y peligroso a las Fuerzas Armadas en lo que respecta a la seguridad interna, que no solo sirve de condicionante real a los poderes civiles que a futuro deberán trabajar con ellas, sino para perpetuar la cultura militarista dentro de la Policía, promoviendo un pensamiento militar para tratar de dar soluciones a problemas esencialmente civiles.

 Debido a los costos del aumento del patrullaje y la participación de militares en esto, es poco probable que este plan se sostenga más allá de 3 meses, ya que la realidad es que no hay recursos para mantenerlo. Las consecuencias de seguir recurriendo a este tipo de mecanismos poco efectivos para combatir el crimen, es seguro que se extiendan por más tiempo.

 Finalmente, más que la delincuencia, nuestro gran problema es que al parecer no somos capaces de aprender de nuestros errores.

El Nacional

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