Washington, 2 de Octubre (EFE).- Tim Kaine y Mike Pence, compañeros de fórmula de la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, respectivamente, están desempeñando papeles muy distintos en la contienda por la Casa Blanca y este martes se verán las caras en el único debate televisado entre ambos, la mejor plataforma para darse a conocer.
Tanto Kaine, de 58 años, como Pence, de 57, se han visto eclipsados durante buena parte de la campaña por las polémicas y acusaciones mutuas entre los candidatos a la Presidencia de EE.UU., dos figuras muy polarizadoras que mantienen la contienda presidencial en un terreno más personal que de debate político.
El resultado es que, según los sondeos, más de un tercio de los votantes dicen no saber lo suficiente de los aspirantes demócrata y republicano a la Vicepresidencia como para formarse una opinión sobre ellos.
El debate que enfrentará al senador Kaine con Pence, gobernador de Indiana, este martes por la noche en la Universidad Longwood, en Farmville (Virginia), pretende ayudar a cambiar esa realidad, aunque no se espera que alcance la audiencia récord, de más de 80 millones de televidentes, que siguió el primer cara a cara entre Clinton y Trump.
Tanto la ex secretaria de Estado como el magnate neoyorquino seleccionaron “intencionalmente” a compañeros de fórmula que no distrajeran mucho la atención, opciones “seguras e incluso aburridas” para dar “confianza” a los votantes “en lugar de entusiasmar e inspirar». Así opinaba hoy para la cadena CNN Julian Zelizer, profesor de historia y asuntos públicos en la Universidad Princeton, al destacar, por un lado, que Pence ha sido “fundamental” en los esfuerzos de Trump “por ganarse a los republicanos del Congreso” y “tranquilizar” a los votantes acerca de que el magnate se guiará por principios conservadores si llega a la Casa Blanca.
Las credenciales conservadoras de Pence están más que demostradas- como gobernador firmó una ley criticada por permitir la negación de servicios a homosexuales con base en motivos religiosos y es un firme opositor al aborto. Por otro lado, a juicio de Zelizer, Kaine está siendo importante para Clinton en su “apelación” a los estados más reñidos, entre ellos Virginia, al que representa en el Senado.
En el mismo sentido se pronunciaba esta semana en un artículo Elaine Kamarck, analista del Instituto Brookings, al señalar que la elección de Pence como su número dos fue la “rama de olivo” de Trump hacia el ala más conservadora del Partido Republicano. Mientras, en el caso de Kaine, puede ayudar a Clinton a ganar Virginia y algún estado del sur particularmente difícil para los demócratas.
El debate entre los aspirantes a la Vicepresidencia llegará precedido, como viene siendo habitual en la campaña, por una nueva polémica en torno a Trump, esta vez sobre su historial fiscal. El diario The New York Times reveló este sábado que Trump declaró una pérdida de 916 millones de dólares en su declaración de impuestos de 1995, lo que pudo haberle permitido evitar legalmente pagar impuestos sobre la renta durante 18 años.
La respuesta de Trump, a través de Twitter, ha sido que él conoce las “complejas leyes fiscales” de EE.UU. “mejor que ningún otro candidato presidencial” y, por tanto, es “el único que puede arreglarlas». El magnate se ha negado hasta ahora a divulgar sus declaraciones de impuestos y ha dicho que lo hará cuando concluya la auditoría contable, sin detallar si eso será antes de las elecciones del próximo 8 de noviembre.
Pence, quien sirvió durante más de una década en el Congreso y fue presentador de un programa radiofónico, ha estado preparándose para el debate del martes con el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, antiguo rival de Trump en las primarias por la candidatura presidencial. Por su parte, Kaine, ex gobernador de Virginia y también con una amplia experiencia en el Congreso, ha contado con la ayuda del abogado Robert Barnett, un experto en preparar a políticos demócratas para debatir. EFE