“He perdido un hijo. Eso es y lo fue toda la vida Antonio -Chicho- Sibilio para mi y toda mi familia”, fueron las dolorosas palabras expresadas esta mañana a El Nacional por una de las personas más influyente en la vida del nativo de la comunidad de Haina, su mentor y entrenador Rafael -Pey- Rincón.

“Con Chicho se va parte de mí. Recuerdo como hoy que llegó a mis manos a los 7 años e inicié con la enseñanza de los fundamentos del baloncesto en nuestro club San Agustín -en el barrio Gringo-, aspectos del juego que el niño asimiló con mucho énfasis”, sostuvo Rincón.

“Su partida me ha afectado enormemente, no sólo porque lo induje a la practica del baloncesto sino también por el gran ser humano en que se convirtió dentro y fuera de la cancha. Un hombre de grandes retos y responsabilidades y muy organizado”, señaló el entrenador hainero.

Relató que Sibilio quiso ser pelotero por su tío “Yayi”, y jugó primera base y lanzador, pero fue algo muy efímero. No para eso. “Lo saqué de esa idea a petición de su madre Virginia Hughes (Doña Placenta), lo seguí entrenando y a los 16 años se lo llevé a Faisal Abel, recomendado por Virgilio Travieso Soto, y lo puso a jugar y estudiar en los colegios La Salle y Evangélico Central, en la Capital.

“Faisal lo terminó de formar a Chicho”, exclamó.

Destacó que su gran habilidad para tirar de larga distancia fue un don natural de Chicho, el que heredó de su hermano mayor Santo Rogelio (Pinta).

“Chicho me dijo varias veces que Pinta fue su inspiración, por su gran tiro y mecánica”, manifestó Pey.