Opinión

Presencia económica

Presencia económica

Los ingresos fiscales constituyen recursos imprescindibles para el financiamiento del gasto público. ¿A quién le encanta pagar impuestos?

Sin esas captaciones de dinero ni la maquinaria burocrática del Estado ni las construcciones de obras de infraestructura ni las inversiones en gasto social podrían ser asumidas por el presupuesto nacional.

  Ahora bien, ¿cuál debe ser la magnitud de los ingresos fiscales que se debe establecer sobre los bolsillos de los contribuyentes, ya sean empresas  o personas físicas? Cierto que los impuestos influye en los costos empresariales, pero…

 Al llegar a este punto preciso es señalar que la carga tributaria expresa los ingresos fiscales del gobierno como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB).

 Y ocurre que cada país presente una estructura económico-social específica, concreta, por lo que no resulta posible aplicar criterios mecánicos para fijar las formas y los sujetos llamados atributar, aunque se debe partir de un elementar criterio de equidad social: quien perciba mayores ingresos debe tributar más.

 Es lo que refiere la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) cuando sostiene que la  diversidad de circunstancias que afectan a los países de la región en tiempo de crisis económica mundial “torna imposible efectuar recomendaciones de política tributaria que puedan ser de aplicación generalizada.”

Compete a cada país adoptar las medidas tributarias necesarias para enfrentar el impacto de una crisis económica mundial que hace disminuir la demanda interna, las exportaciones de bienes y servicios y, por vía de consecuencia, atenúa o reduce la tasa de crecimiento, lo que también afecta los niveles del ingreso y el gasto público.

Debido a los diferentes ordenamientos tributarios y del grado de desarrollo de cada país, en la práctica resulta muy complicado comparar la presión fiscal deseable a nivel internacional. Cada país tiene sus características concretas.  

Se asume que una economía  con un grado superior a otra de sus fuerzas productivas deberá disponer de una generación de ingresos tributarios en función –aunque no necesariamente- del valor financiero expresado en el PIB.

 Es lógico pensar que, en principio, el crecimiento económico viene acompañado por mayores demandas de gasto por la expansión de actividades urbanas, mayores requerimientos de bienes públicos, entre otras razones. Es cierto que el simple crecimiento no debe confundirse con el desarrollo social, pero sin éste no sería posible distribuir riqueza creada.

De ahí que en tiempo de tormentos económicos mundiales que se proyecten sobre el desempeño de economías subdesarrolladas hay que tener muy en cuenta el impacto adverso que la caída del ritmo de crecimiento ocasiona sobre los ingresos del gobierno.

El Nacional

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