POR: Daniel Guerrero
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Ucrania: ¿Dedos cruzados?
Hay que hacer todo lo posible –y hasta la imposible- por evitar que se desate el fuego bélico en la zona de Ucrania, pues semejante eventualidad pondría en jaque la frágil recuperación que vive la economía mundial, porque como dijera el poeta y ensayista italiano Salvatore Quasimodo (1901-1968): “Después de una guerra nada parece igual que antes”. La diplomacia tiene mucho que hacer todavía…
Lo que en principio tenía la forma de un conflicto interno amenaza con internacionalizarse, pues aunque se generó dentro de la geografía de Ucrania ya compromete las fronteras de Rusia y los intereses geopolíticos de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) transformándose de esa manera en un problema que podría afectar la marcha de las actividades productivas, comerciales y financiera a nivel global. En estos momentos está sembrando incertidumbre en los centros financieros del mundo.
Es indudable que el mundo no está preparado para un escenario de alargamiento o intensificación del conflicto pues “una suspensión o disminución del abastecimiento de gas y petróleo que viene de Rusia llevaría a un alza en los precios del gas y el petróleo”, al decir del economista mexicano Luis Miguel González.
Algunos numeritos sobre la economía energética servirán para fundamentar lo expresado precedentemente: La UE importa desde Rusia cerca del 30 por ciento del gas que consume; además el gas ruso que corre a través de los gasoductos establecidos dentro de la geografía ucraniana representan el 36 por ciento de las importaciones alemanas, el 27 por ciento de las de Italia y el 23 por ciento de las de Francia, entre otros destinatarios del gas ruso.
Por eso sorprende la posición del economista italiano Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), quien minimiza el impacto que podría generar un agravamiento político-militar dentro de la geografía de Ucrania al señalar que ese país “supone menos del 1 por ciento de la demanda extranjera de bienes exportados por la eurozona… Si miramos los lazos financieros y comerciales de Ucrania con la eurozona, vemos que éstos son bastante reducidos», La opinión sustentada por el banquero Draghi contrasta con la expuesta por economistas del banco suizo Pictet & Cie, quienes sostienen lo siguiente: “Si la situación se deteriora por agravamiento de las tensiones entre Rusia y la UE, la recuperación económica de Europa se puede ver afectada, pues importa desde Rusia el 25 por ciento, y una situación de caos podría debilitar el euro (moneda única europea) frente al dólar (moneda norteamericana y principal divisa internacional)”.
Es innegable que la desestabilización política en Ucrania impactaría adversamente en la marcha de la economía mundial y los mercados de capitales debido a que ese hecho podría conjugar acciones político-militares por parte de Rusia, la Unión Europa y Estados Unidos. Pero la lógica y el sentido común mandan a la búsqueda de una salida diplomática.
El conflicto ucraniano tiene la suficiente envergadura como para desestabilizar a los mercados debido al sonar de los tambores bélicos y a la incertidumbre que se crearía ante una eventual suspensión de suministro energético (gas) por parte de Rusia. Que no se trata de cruzar los dedos, sino de actuar con prudencia y tacto para dar paso a las negociaciones diplomáticas.