Opinión

Presencia económica

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Daniel Guerrero 

Los apuros de la OMC
Es innegable que los objetivos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) están siendo puestos a prueba con esta ola mundial de proteccionismo comercial que se expresa a través de medidas arancelarias contra productos importados que llegan a manos de los consumidores.

En efecto, teniendo en consideración que la OMC es el organismo que se encarga de regular el comercio internacional por acuerdo expreso de los países miembros (que al presente suman 164) es lógico pensar que todo desconocimiento a su normativa jurídica tendente a garantizar que los flujos comerciales se efectúen de manera fluida, previsible y libre posible constituye un atentado a su existencia.

El mundo observa cómo el presidente número 45 de Estados Unidos, Donald Trump, toma decisiones en materia de política comercial exterior que conspiran contra el multilateralismo para hacer predominar los acuerdos comerciales bilaterales y el establecimiento de trabas arancelarias al normal desempeño del comercio mundial, creando un clima de desconfianza y exaltación del proteccionismo que podría desatar una guerra comercial que sería lesiva para la economía mundial.

De manera unilateral el gobernante norteamericano no muestra mucha preocupación por los efectos económicos adversos que podrían derivarse del estallido de una agudización de las contradicciones comerciales globales. Así lo explica Trump: “Cuando un país (EEUU) pierde muchos miles de millones de dólares en el comercio con prácticamente todos los países con los que hace negocios, las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”.

Trump ha pasado ya al terreno de los hechos con su prédica electoral que postulaba el establecimiento de medidas arancelarias punitivas contra socios comerciales que, conforme a su criterio, obtienen mayores beneficios en sus intercambios comerciales.

Una de las primeras decisiones ejecutivas firmadas por Trump fue el anuncio oficial de la salida de EE.UU. del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) y el inicio de revisión de acuerdos comerciales al estilo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA) suscrito conjuntamente con Canadá y México en 1992 o de cualquier otro que Washington considere oportuno revisar o dejar sin efecto.

Al parecer Estados Unidos está dando la espalda a la OMC. De Robert Lighthizer, representante comercial de la Administración Trump desde mayo de 2017, se dice que no se le ve muy entusiasmado con la permanencia de su país dentro del debilitado organismo multilateral de negociaciones comerciales. Debe recordarse que él formó parte de la estructura de negociaciones comerciales durante la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989).

Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Mundial (BM) han mostrado su preocupación por las acciones de proteccionista que ha estado implementando la Administración Trump, aunque se muestran tímidos en exigir a Estados Unidos la observancia de la normativa multilateral de la OMC.

Al parecer, tanto el FMI como el BM no quieren presionar mucho a Washington para evitar que el gobierno norteamericano abandone el escenario multilateral, sin darse cuenta que semejante conducta está restando fuerza institucional a la OMC.

El Nacional

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