No por tardía deja de ser una buena señal la destitución de Haivanjoe Ng Cortiñas como contralor general de la República. Desde que se comprobó que había influido para autoasignarse una pensión privilegiada de 651 mil pesos mensuales Ng Cortiñas se descalificó para desempeñar la función de velar por los controles en la utilización de los recursos públicos. La escandalosa pensión como superintendente de Bancos no es la única decisión controversial que se atribuye al destituido funcionario. Una auditoría de la Cámara de Cuentas encontró otras irregularidades cuando se desempeñaba como superindente de Valores. Aunque el presidente Danilo Medina esperara mucho tiempo, la destitución envía un mensaje auspicioso. Ahora se tiene la expectativa de que todos los funcionarios que hayan incurrido en la misma práctica corran la misma suerte que Ng Cortiñas. De esa forma el Gobierno ganará la necesaria autoridad moral para justificar incluso medidas controversiales. Es necesario también en aras de la transparencia.