Los cinco presuntos delincuentes abatidos ayer en la madrugada por la Policía durante un enfrentamiento en el Mirador Sur confirma que la violencia es una realidad que no se puede negar, minimizar ni soslayar. Como parte de la oleada criminal también han caído estos días un médico y coronel retirado de la Policía, un sargento mayor de la Marina, un agente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y otros dos miembros de los institutos castrenses. Los sangrientos sucesos ponen de manifiesto que la Policía tiene que enfrentar una delincuencia armada y peligrosa, que no escatima detalles para acometer sus propósitos. La tragedia del Mirador Sur ocurrió después que una patrulla trató de determinar la razón por la cual un vehículo con cinco personas llevaba más tiempo del prudente estacionado en la zona. La respuesta de uno de los ocupantes -se dijo- fue sacar una chilena, originándose el tiroteo que terminó con el trágico saldo. De la Policía no estar en la calle lo más probable es que la delincuencia tuviera el control de importantes puntos de la ciudad.