Página Dos

PRIMERA FILA

PRIMERA FILA

El papa Benedicto XVI no sale de una tras los escándalos por abusos sexuales protagonizados por curas y obispos. El Vaticano ha tenido que intervenir para aplacar el malestar causado con el mundo judío por un franciscano que comparó, en presencia del propio Papa, los casos de pederastia con el antisemetismo. Por defender al Pontífice de los ataques de que ha sido víctima, el predicador Raniero Cantalamessa lo ha metido en otro conflicto.  Ha tratado de retractarse, pero el daño está hecho. Benedicto XVI, que fustigó acremente a los obispos irlandeses por los errores en el manejo de los casos de sacerdotes acusados de pederastia, había considerado que los escándalos son una prueba tanto para él como para la Iglesia católica. Al Pontífice se le podría censurar la manera en que ha manejado las denuncias, pero se tiene que reconocer que por lo menos ha dado la cara. Gracias a esa actitud el conflicto con la comunidad judía no ha pasado de un conato. En estos momentos era lo que menos convenía tanto a él como una Iglesia que está en las cuatro esquinas.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación