El Vaticano ha tenido que salir en defensa del nuevo papa Francisco, quien es el centro de una intensa polémica en torno al papel de Jorge Mario Bergoglio durante la dictadura argentina entre 1976 y 1983. Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede, atribuyó lo que definió como campaña de descrédito contra el pontífice a una izquierda anticlerical.
El presidente de la organización que defiende a las víctimas de la guerra sucia en Argentina, Horacio Verbitsky, comentó que durante la dictadura militar se realizó una operación limpieza contra los sacerdotes que se oponían al régimen, pero uno de los jesuitas secuestrados y torturados, el padre Francisco Jalics, se reconcilió con Bergoglio, que era en aquellos tiempos titular de la congregación.
El cardenal Lombardi dijo que la campaña contra el nuevo Papa la encamina una publicación que difunde noticias calumniosas y difamatorias. En 2012, por iniciativa de Bergoglio, los obispos argentinos pidieron perdón por no haber sabido defender a su pueblo en aquella etapa de la dictadura militar. La verdad es que el cardenal Bergoglio, hoy Papa Francisco, nunca fue vinculado con ninguna acción u omisión a favor de la dictadura.