En la inauguración de una moderna academia para entrenamiento en gestión de riesgo, combate de incendio y rescate en distintas situaciones, el alcalde del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, puso los puntos en las íes sobre la deplorable contaminación de los ríos Ozama e Isabela.
Si el Gobierno central y el sector privado no se involucran, los ayuntamientos jamás podrán resolver por sí solos un problema de tan profundo calado, que incluso amenaza el desarrollo del turismo. La contaminación y la alfombra verde que forman las lilas son uno de los principales obstáculos para que grandes cruceros y otras embarcaciones atraquen en el puerto Don Diego.
La Alcaldía del Distrito Nacional ejecuta un programa para remover las plantas, pero sin apoyo del Gobierno y de otros sectores no será posible la recuperación de uno de los espacios más atractivos de la ciudad. Salcedo ha puesto el dedo sobre la llaga al declarar que se necesita voluntad política, porque es la verdad, para sanear el languideciente, asqueroso y repelente río Ozama.